Bush ordenó derribar los aviones tras el ataque en Nueva York

Los pilotos militares recibieron el martes la orden de derribar cualquier avión comercial que sobrevolara Nueva York o Washington. La orden no llegó a ejecutarse porque, cuando los cazabombarderos llegaron al lugar de los sucesos, todo había terminado. Pero George W. Bush transmitió las instrucciones en cuanto supo lo ocurrido en las Torres Gemelas y el Pentágono. 'Parece una decisión horrible, y, en efecto, lo es', admitió ayer el vicepresidente, Dick Cheney, al revelar que el presidente se había visto obligado a adoptarla.

'El presidente tomó esa decisión, la más difícil de esa jornad...

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Los pilotos militares recibieron el martes la orden de derribar cualquier avión comercial que sobrevolara Nueva York o Washington. La orden no llegó a ejecutarse porque, cuando los cazabombarderos llegaron al lugar de los sucesos, todo había terminado. Pero George W. Bush transmitió las instrucciones en cuanto supo lo ocurrido en las Torres Gemelas y el Pentágono. 'Parece una decisión horrible, y, en efecto, lo es', admitió ayer el vicepresidente, Dick Cheney, al revelar que el presidente se había visto obligado a adoptarla.

'El presidente tomó esa decisión, la más difícil de esa jornada', dijo. 'Si un avión comercial no hubiera atendido a las órdenes de desviarse de la ciudad, nuestros pilotos de combate, como último recurso, estaban autorizados a derribarlo', explicó Cheney. 'Nos encontrábamos en la siguiente situación: podíamos tener delante un avión lleno de ciudadanos estadounidenses, civiles, capturados por terroristas. ¿Íbamos a derribarlo y matar a todos esos inocentes a bordo?', se preguntó el vicepresidente. 'Uno debe plantearse qué habríamos hecho si hubiéramos dispuesto de una patrulla de combate sobre Nueva York y hubiéramos tenido ocasión de derribar los dos aviones que se lanzaron contra el World Trade Center. ¿Habría sido justificable derribarlos? Creo que sí, absolutamente', declaró.

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'Finalmente, nadie se vio obligado a ejecutar esa autorización', comentó Cheney, 'pero durante unos momentos pensamos que sí sería necesario'. No se dio el caso, porque los mecanismos de urgencia demostraron ser totalmente ineficaces y los aviones controlados por los terroristas pudieron sobrevolar Nueva York y Washington durante largos minutos, eligiendo a su antojo los objetivos de su ataque. En los protocolos de seguridad aérea sólo estaba prevista la hipótesis de escoltar a un avión secuestrado hacia un aeropuerto local o hacia espacio aéreo internacional. Nadie había pensado nunca en la posibilidad de enfrentarse a aviones secuestrados y convertidos en misiles. El primer caza dirigido hacia el Pentágono, centro del sistema defensivo, llegó 15 minutos después del choque.

Un portavoz del Pentágono aseguró que la orden presidencial de derribar aviones comerciales potencialmente amenazantes había sido 'revisada' desde el martes. 'Nuestros pilotos tienen nuevas instrucciones', dijo, sin especificar cuáles. Cheney afirmó que patrullas de F-16 sobrevuelan permanentemente Washington, cosa que los residentes en la ciudad han percibido ya sobradamente, y que cuentan con el apoyo de aviones radar AWACS y aviones nodriza para repostar combustible en el aire. Añadió que correspondía al presidente la decisión de mantener esa vigilancia de forma indefinida.

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