Sacrificadas las cerdas de una granja tras cesar la oposición de sus propietarios

Los técnicos del Departamento de Agricultura pudieron sacrificar ayer las 132 cerdas reproductoras de la granja de Bellmunt d'Urgell (Noguera), después de que su propietario y militantes del sindicato agrario Unió de Pagesos (UP) levantaran el bloqueo del camino de acceso que desde el pasado domingo impedía la entrada de los veterinarios a la explotación. Los ganaderos se oponían a la matanza de las cerdas de la granja alegando que los animales estaban sanos.

La granja sacrificada era la única que quedaba con animales vivos en el perímetro de un kilómetro del último foco de peste porcin...

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Los técnicos del Departamento de Agricultura pudieron sacrificar ayer las 132 cerdas reproductoras de la granja de Bellmunt d'Urgell (Noguera), después de que su propietario y militantes del sindicato agrario Unió de Pagesos (UP) levantaran el bloqueo del camino de acceso que desde el pasado domingo impedía la entrada de los veterinarios a la explotación. Los ganaderos se oponían a la matanza de las cerdas de la granja alegando que los animales estaban sanos.

La granja sacrificada era la única que quedaba con animales vivos en el perímetro de un kilómetro del último foco de peste porcina clásica declarado en Bellmunt. Concretamente se encuentra a 680 metros, pero Agricultura decidió vaciarla como medida preventiva para evitar la propagación de la epidemia. Su propietario, Dídac García, cedió finalmente a las pretensiones de Agricultura pese a considerar insuficientes las ayudas especiales ofrecidas por el consejero Josep Grau para los ganaderos que tengan que sacrificar la cabaña de reproductoras por la peste.

Estas nuevas compensaciones, que oscilan entre 12.000 y 20.000 pesetas por animal, son compatibles con las ya existentes de 50.000 pesetas. Los ganaderos reclaman que se dupliquen estas ayudas complementarias para poder poner en marcha de nuevo las explotaciones.

Para García no resultó fácil aceptar el sacrificio de sus animales, ya que la granja de reproductoras era la principal fuente de ingresos de la familia y presenciar su vaciado podía implicar un componente emotivo difícil de controlar. 'Verlos morir aquí sería un trauma muy grande para mí', señaló, momentos antes de autorizar la entrada de los técnicos de Agricultura, a quienes rogó que no le mataran los animales en la misma explotación. La petición fue atendida y las cerdas fueron cargadas en un camión y transportadas a centenares de metros, donde varias personas provistas de rifles las fueron eliminando a tiros a medida que eran descargadas en la fosa. Uno de los animales se escapó de la fosa, aunque no logró eludir la muerte porque los tiradores volvieron a introducirlo en la zanja tras perseguirlo por el campo. Además de las 132 cerdas, también fueron eliminados 600 lechones de la misma explotación.

Un responsable del porcino de UP calificó de 'solidarios' estos sacrificios porque se ha comprobado que los animales no estaban enfermos. 'Se ha cedido por el bien del sector y para colaborar en la lucha contra la epidemia', dijo, tras asegurar que el sindicato seguirá bloqueando las granjas situadas a más de 500 metros de los focos si lo pide el propietario.

Desde el pasado 14 de junio, cuando se declaró el primer foco de peste, se han sacrificado unos 68.000 cerdos en seis comarcas de Lleida, donde en estos momentos hay más de un millón de animales inmovilizados, que no podrán ser exportados como mínimo hasta el próximo 15 de octubre por decisión del Comité Veterinario de la Unión Europea.

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Dídac García, ayer en los alrededores de su granja.HERMÍNIA SIRVENT

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