OPINIÓN DEL LECTOR

Señor alcalde: no volverá a pasar

Tranquilo, señor alcalde, no habrá más acampadas libres en el paseo de la Castellana. Cada día que pasa disminuyen las posibilidades de que esto vuelva a suceder. Cuanto más envejecen nuestros padres (los padres de la lucha real y de la protesta por un mundo / país mejor), menos posibilidades hay de que volvamos a ensuciar las tranquilas calles de Madrid, que sólo pueden verse alteradas en la Cibeles cuando gana un partido el Real Madrid.

Soy hija de trabajadores que han luchado para que todos tengamos un trabajo fijo y digno, para que nadie sea juzgado injustamente por sus creencias, s...

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Tranquilo, señor alcalde, no habrá más acampadas libres en el paseo de la Castellana. Cada día que pasa disminuyen las posibilidades de que esto vuelva a suceder. Cuanto más envejecen nuestros padres (los padres de la lucha real y de la protesta por un mundo / país mejor), menos posibilidades hay de que volvamos a ensuciar las tranquilas calles de Madrid, que sólo pueden verse alteradas en la Cibeles cuando gana un partido el Real Madrid.

Soy hija de trabajadores que han luchado para que todos tengamos un trabajo fijo y digno, para que nadie sea juzgado injustamente por sus creencias, sean las que sean; pero ésos, señor alcalde, tranquilo, ésos eran mis padres, no yo, porque, aunque quisiera, sola, sabe usted que no puedo ni sé protestar. Y además, ¿cómo se protesta? ¿Acampando en plena calle, aguantando lluvia, hambre y frío? ¿Soportando críticas de las autoridades?

Tranquilo, señor alcalde, a nosotros, los jóvenes, nos conviene más seguir votándoles y consumir... Los verdaderos padres de la democracia envejecen, cobran sus pensiones y sus jubilaciones, y nosotros, que deberíamos tomar el relevo, simplemente nos dejamos llevar por la corriente. Nos dejamos manipular por los que mandan, y a cambio de nuestro buen comportamiento social / económico nos dan concursos y fútbol.

Pobres países subdesarrollados: estáis necesitados, pero nosotros, los jóvenes de Occidente, no sabemos / podemos protestar para obligar a los poderosos (ésos a los que nosotros hemos votado) a que os ayuden. Y los que sí saben / pueden intentar luchar y protestar contra la globalización son tachados de bandas armadas o jóvenes extremistas de vaya usted a saber qué maléfico partido... Con todo lo cual, tranquilo, señor alcalde, que aquí, en su Madrid, no volverá a protestar ni Dios.

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