La playa de un parque natural canario sufre la mayor erosión de España

Los estudios realizados en la isla por Ignacio Alonso Bilbao, de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, y Javier Alcántara Carrió, de la Universidad de Vigo, demuestran que la pérdida de arena por la erosión es de nada menos que diez metros por año. Hay lugares donde los mojones de costas, que delimitan la zona marítimo terrestre, instalados hace diez años, han pasado a formar parte del paisaje submarino. Este es el caso de algún área de las playas de Sotavento, de las más importantes del archipiélago canario.

Los resultados de su estudio de cinco años muestran que hay dos líneas...

Los estudios realizados en la isla por Ignacio Alonso Bilbao, de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, y Javier Alcántara Carrió, de la Universidad de Vigo, demuestran que la pérdida de arena por la erosión es de nada menos que diez metros por año. Hay lugares donde los mojones de costas, que delimitan la zona marítimo terrestre, instalados hace diez años, han pasado a formar parte del paisaje submarino. Este es el caso de algún área de las playas de Sotavento, de las más importantes del archipiélago canario.

Los resultados de su estudio de cinco años muestran que hay dos líneas de flujo por las que tiene lugar casi todo el transporte de arena que llega a las playas de Sotavento. La principal se encuentra en la zona central, entre la urbanización Costa Calma y la montaña de Los Verodes, y es la que permite alimentar la cabecera de la barra sedimentaria que se prolonga a lo largo de unos tres kilómetros hacia el sur. La otra zona de aportes se localiza en el límite meridional del istmo, y discurre a lo largo del barranco de Pecenescal.

Ambos lugares se encuentran amenazados por la enorme presión urbanística que sufre la isla de Fuerteventura. El Ayuntamiento de esta localidad -Pájara- ha recalificado el suelo rústico de protección natural en suelo urbanizable con destino turístico en el primer tramo, Playa la Barca-Montaña Verodes, con la intención de dar paso a la construcción de 2.500 camas promovidas por una cadena hotelera. Asimismo, una licencia municipal ha permitido la extracción de áridos -destinados a la construcción- en el barranco de Pecenescal, dentro del espacio protegido, hasta que se precintó judicialmente la explotación, después de que fuera recurrida por la Agencia de Protección del Medio Natural y Urbano del Gobierno de Canarias.

El Istmo de Jandía, una zona única que fue declarada Parque Natural y zona de especial protección para las aves (ZEPA), así como Lugar de Interés Comunitario, está siendo alterada por las construcciones turísticas en las áreas colindantes. Para Alonso y Alcántara, resulta obvio 'que el desarrollo de la zona no puede continuar a espaldas del conocimiento y conservación de sus valores, sin los cuales, perderá todo su interés como recurso turístico'. La investigación ha obtenido el premio científico más importante de la Comunidad Autónoma Canaria, Viera y Clavijo, en la modalidad de Ciencias de la Naturaleza, por tratarse de un claro ejemplo de cómo el estudio del medio físico y su dinámica sedimentaria constituyen una herramienta fundamental para realizar una adecuada planificación y gestión de una zona costera.

Sin embargo, el Proyecto de Ley de Medidas Urgentes en Materia de Ordenación del Territorio, aprobado el pasado miércoles, deja abierta la puerta a la construcción de los hoteles de cinco estrellas, aunque cuenta con un rosario de irregularidades según denuncia el propio informe jurídico de la Secretaría General del Cabildo Insular de Fuerteventura. Esta tramitación para hacer urbanizable el suelo rústico, que fue recurrida en su momento vía contencioso administrativo por el grupo ecologista majorero Agonane, será también trasladada al Fiscal Anticorrupción por los partidos en la oposición, Independientes de Fuerteventura y el Partido Socialista, después de que el grupo de gobierno en el Cabildo majorero -Coalición Canaria y Partido Popular- rehusara que la propia institución interpusiera un recurso contencioso-administrativo, que en caso de haber sido estimado, hubiera anulado el expediente.