OPINIÓN DEL LECTOR

Declaraciones de Carme-Laura Gil

Si hay que reconocerle algo a la consejera Carme-Laura Gil es que por fin ha utilizado la palabra que define las actuaciones del Departamento de Enseñanza: la enseñanza gratuita y obligatoria es 'un asunto complejo y ambiguo'. Como ex directora de un centro público y profesora en activo, puedo decir que tanto su 'antología de sentencias' como la ambigüedad a la que se acoge no me sorprenden en absoluto. Es la cortina de humo con la que repetidamente ha respondido a nuestras reiteradas peticiones, que no iban más allá de conseguir que los centros públicos ofrecieran, en condiciones mínimamente ...

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Si hay que reconocerle algo a la consejera Carme-Laura Gil es que por fin ha utilizado la palabra que define las actuaciones del Departamento de Enseñanza: la enseñanza gratuita y obligatoria es 'un asunto complejo y ambiguo'. Como ex directora de un centro público y profesora en activo, puedo decir que tanto su 'antología de sentencias' como la ambigüedad a la que se acoge no me sorprenden en absoluto. Es la cortina de humo con la que repetidamente ha respondido a nuestras reiteradas peticiones, que no iban más allá de conseguir que los centros públicos ofrecieran, en condiciones mínimamente dignas, esa enseñanza que -según la consejera- responde a la libertad del individuo para elegir el tipo de educación que desea para sus hijos. De sus palabras podemos deducir que algunos individuos eligen libremente enviar a sus hijos a centros donde las fachadas se caen en pedazos, los aseos son insuficientes y malolientes, el costo de la limpieza acapara la mayoría del presupuesto anual dejando a los departamentos desprovistos del material necesario para su funcionamiento; o incluso en muchos días de invierno se da clase con el abrigo puesto ya que no se puede gastar ni un duro más en calefacción. Esto si solamente tenemos en cuenta el aspecto material de la cuestión, porque desde su maravillosa cortina de humo nos han contestado en muchas ocasiones que 'no hay dinero' para profesorado, actividades culturales, etcétera.

Por tanto, me alegra mucho saber que sí hay dinero y de aquí en adelante nos proponemos pedir con la conciencia más aliviada todo lo que pensamos que hará de la enseñanza pública una institución digna, tanto para los que trabajamos en ella como para aquellos individuos que, ejerciendo su derecho a la libertad ideológica, moral y religiosa, elijan la enseñanza pública para sus hijos.

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