LA NACIÓN | REVISTA DE PRENSA

Penosa jornada

Por sexta vez desde que asumió su cargo el presidente Fernando de la Rúa, una dirigencia gremial desdeñosa de los valores y principios republicanos intentó ayer paralizar el país. Lograron su propósito sólo parcialmente. (...) La afirmación de que el paro resultó 'un éxito' (...) fue, por lo tanto, aventurada. (...) Dado que la medida de fuerza tuvo general aceptación en el sector del transporte público, resulta imposible determinar cuántos trabajadores dejaron de concurrir a sus lugares de trabajo por libre decisión y cuántos se vieron imposibilitados a pesar de que deseaban hacerlo.

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Por sexta vez desde que asumió su cargo el presidente Fernando de la Rúa, una dirigencia gremial desdeñosa de los valores y principios republicanos intentó ayer paralizar el país. Lograron su propósito sólo parcialmente. (...) La afirmación de que el paro resultó 'un éxito' (...) fue, por lo tanto, aventurada. (...) Dado que la medida de fuerza tuvo general aceptación en el sector del transporte público, resulta imposible determinar cuántos trabajadores dejaron de concurrir a sus lugares de trabajo por libre decisión y cuántos se vieron imposibilitados a pesar de que deseaban hacerlo.

Por lo demás, corresponde lamentar una vez más la irresponsabilidad de los dirigentes que organizaron o respaldaron este nuevo intento de frenar el aparato productivo nacional. (...) La huelga respondió a móviles políticos y no a razones específicamente gremiales. Una vez más, las centrales obreras se arrogaron la atribución de imponer su criterio a los poderes constituidos del Estado y de forzarlos a resolver de determinada manera la crisis económica que afecta a la nación. (...) La irresponsabilidad del sector gremial se hace aún más nítida si se toma en cuenta la gravedad de la situación económico-política que atraviesa la Argentina. (...) El paro general por motivaciones políticas es un instrumento perverso, que sólo contribuye a agravar los males que padece el país, sin utilidad para nadie, dadas las pérdidas que ocasiona a la economía del país. Es hora de que todos los argentinos -incluidos los propios dirigentes gremiales- tomen conciencia de esa verdad incontrastable.

Buenos Aires, 20 de julio

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