La Ley Indígena se abre paso en México pese al rechazo zapatista

La Ley Indígena fue aprobada el viernes por los estados mexicanos de Nayarit y Michoacán. Aunque el texto todavía debe peregrinar por el resto de los parlamentos de los estados, adquirió rango constitucional al lograr la aprobación en 17, lo que supera la mitad de ellos. Ahora sólo falta que el Senado cuente los votos y el presidente, Vicente Fox, la publique en el diario oficial. La Ley Indígena fue rechazada en los tres estados con mayor población indígena: Chiapas, Oaxaca y Guerrero.

Los pueblos indios, formados por más de 10 millones de mexicanos, son los que menor participación tie...

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La Ley Indígena fue aprobada el viernes por los estados mexicanos de Nayarit y Michoacán. Aunque el texto todavía debe peregrinar por el resto de los parlamentos de los estados, adquirió rango constitucional al lograr la aprobación en 17, lo que supera la mitad de ellos. Ahora sólo falta que el Senado cuente los votos y el presidente, Vicente Fox, la publique en el diario oficial. La Ley Indígena fue rechazada en los tres estados con mayor población indígena: Chiapas, Oaxaca y Guerrero.

Los pueblos indios, formados por más de 10 millones de mexicanos, son los que menor participación tienen en la controversia desatada por la aprobación de la Ley Indígena. En círculos políticos y religiosos cercanos a la guerrilla zapatista del subcomandante Marcos consideran que 'nació muerta', que es inaplicable o, en el mejor de los casos, 'insuficiente'.

Fox no ha dado su punto de vista sobre la ley, que en principio elogió para después dar marcha atrás cuando dos de sus principales colaboradores, la encargada de la oficina de los Pueblos Indios, Xóchil Gálvez, y el director del Instituto Nacional Indigenista, Marco Matías, se colocaron más cerca de la idea del zapatismo respecto a las demandas de los pueblos indios que de la norma aprobada.

Oposición de la guerrilla

El rechazo a la ley ha surgido esencialmente de pequeños grupos campesinos indígenas cercanos a la guerrilla del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). Su jefe, el subcomandante Marcos, congeló todo contacto con el Gobierno de Fox en abril pasado cuando el Parlamento federal aprobó la ley, que él había pedido que fuera llevada ante el poder legislativo, pero que, al no ser validada a su gusto, rechazó. El Congreso Nacional Indígena (CNI, rama campesino del EZLN) no pudo movilizar a los pueblos indios para frenar la reforma, mientras Marcos guarda silencio en su refugio de la selva del Estado de Chiapas.

El sacerdote dominico Pablo Romo, muy cercano a las causas indígenas de Chiapas, dijo que la 'ley nació muerta', puesto que no tuvo en cuenta a los indígenas, por lo que, añadió, ya no se trata sólo de un asunto legal, sino de sensibilidad.

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Senadores como Diego Fernández de Cevallos, del conservador Partido Acción Nacional (PAN, al que pertenece Fox), y Manuel Bartlett, del ex gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI), están convencidos de que la ley representa un gran paso en la lucha por los derechos de los pueblos indios.

Sin embargo, en el Partido de la Revolución Democrática, de centroi-zquierda, cuyos senadores aprobaron la ley mientras que fue rechazada por sus diputados, los sectores radicales apoyan al zapatismo y piden incluso que la ley sea vetada, lo que parece imposible.

Bartlett dijo que 'por encima del Constituyente Permanente no hay nadie', ni la Corte, ni el presidente de la República, ni los congresos locales y que ya 17 estados avalaron la iniciativa legal. Quedan otros cuatro por pronunciarse.

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