LA REFORMA GLOBAL DE LA JUSTICIA

Problemas de protocolo con las intervenciones de Aznar y Zapatero

El Gobierno, el PP y el PSOE firmaron ayer con gran solemnidad en La Moncloa el pacto de Estado sobre la reforma de la Justicia, con la decisión negociada de repetir para su escenificación el mismo formato que con el anterior acuerdo antiterrorista (el pacto sobre las pensiones no se firmó en La Moncloa). El escenario parecía el mismo pero con algunos cambios y retoques en el reparto. El PSOE y el PP mantuvieron diversos contactos de última hora para solucionar los problemas que surgieron con el protocolo y sobre todo con la negativa de los socialistas a que interviniera José María Aznar. Los ...

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El Gobierno, el PP y el PSOE firmaron ayer con gran solemnidad en La Moncloa el pacto de Estado sobre la reforma de la Justicia, con la decisión negociada de repetir para su escenificación el mismo formato que con el anterior acuerdo antiterrorista (el pacto sobre las pensiones no se firmó en La Moncloa). El escenario parecía el mismo pero con algunos cambios y retoques en el reparto. El PSOE y el PP mantuvieron diversos contactos de última hora para solucionar los problemas que surgieron con el protocolo y sobre todo con la negativa de los socialistas a que interviniera José María Aznar. Los populares fueron sorprendidos por el PSOE cuando apareció en el atril de micrófonos el secretario de Libertades de la ejecutiva federal, Juan Fernando López Aguilar, y no José Luis Rodríguez Zapatero, como ellos esperaban.

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El secretario general del PP, Javier Arenas, entendió en su última charla con Zapatero que la plasmación del pacto sobre la justicia reproduciría el esquema del firmado contra el terrorismo. La Moncloa atribuye a un 'equívoco' que en el PSOE se pensase que Aznar estaba interesado en pronunciar ayer algunas palabras, hipótesis que desde la dirección socialista se rechazó la tarde anterior tajantemente. Fuentes de presidencia recordaron que Aznar tampoco habló cuando se suscribió el pacto antiterrorista. Desde La Moncloa se comunicó entonces al PSOE que los oradores debían ser los secretarios generales de los partidos. Los responsables de Ferraz no quisieron concretar tanto y replicaron que debían hablar los dirigentes de cada partido que decidiesen los secretarios generales. En el Gobierno y el PP quisieron creer que los portavoces del acuerdo serían de nuevo Arenas y Zapatero, como ocurrió con el pacto antiterrorista. Pero Zapatero ya había encargado ese papel a López Aguilar.

Tras las firmas, esta vez en el salón Tapies y no en el de Tapices, que estaba ocupado para otro evento, Arenas se dirigió bajo un sol tórrido a los micrófonos. Zapatero aprovechó para coger el coche y salir del palacio.

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