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Arrese, la empresa mediadora entre IBM y las academias privadas, anunciaba sus cursos a todo trapo. En un catálogo ofertaba a los alumnos sus clases sin escatimar medios: un libreto de 48 páginas, papel satinado en el que incluso aparecía una reproducción de los diplomas que otorgaba con el logotipo de la Facultad de Informática y de IBM. El primero, de asistencia; el segundo, un certificado para el que había que presentarse a unas pruebas de capacitación, previo pago de los derechos de examen, que se celebrarían tanto en diversos centros como 'en la Facultad de Informática de la Universidad P...

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Arrese, la empresa mediadora entre IBM y las academias privadas, anunciaba sus cursos a todo trapo. En un catálogo ofertaba a los alumnos sus clases sin escatimar medios: un libreto de 48 páginas, papel satinado en el que incluso aparecía una reproducción de los diplomas que otorgaba con el logotipo de la Facultad de Informática y de IBM. El primero, de asistencia; el segundo, un certificado para el que había que presentarse a unas pruebas de capacitación, previo pago de los derechos de examen, que se celebrarían tanto en diversos centros como 'en la Facultad de Informática de la Universidad Politécnica'.

Arrese se ponía en contacto con la academia y pagaba entre 300.000 y 500.000 pesetas como licencia anual del centro colaborador, según aseguran las academias. La empresa entregaba a los centros un material didáctico -desarrollado por un grupo de profesores de Informática, algo permitido por los convenios- por el que cobraba entre 3.400 y 7.000 pesetas, dependiendo del número de horas lectivas de cada curso. Los libros para los instructores con CD oscilaban entre las 10.000 y las 22.000 pesetas.

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El catálogo -que ya anunciaba en su portada que se trataba de un proyecto conjunto entre IBM España y la Facultad de Informática de la Politécnica- explicaba que las clases se impartían por módulos de entre 20 y 50 horas, según la enseñanza: diseño, Word, ofimática... Arrese asegura que las academias podían integrar varios módulos en un único curso y que eran ellas las que fijaban el precio que cobraban a los alumnos.

'Hay que dejar claro que no se trata de títulos oficiales de la Politécnica, sino de certificados de cursos de enseñanzas no regladas que no generan ningún título del Estado y, por tanto, no capacitan a los estudiantes como informáticos', declara el rector Saturnino de la Plaza, que, ante las quejas recibidas de los alumnos asegura que lo importante es que hayan recibido una formación acorde a sus expectativas.

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