OPINIÓN DEL LECTOR

Incoherencia política

Cuando llega un proceso electoral los analistas se extrañan de la baja participación. A mi entender una de las causas es la incoherencia de los políticos. Tenemos el ejemplo del tema ecologista. George W. Bush prometió antes de las elecciones no romper el acuerdo de Kioto para reducción del efecto invernadero y nada más entrar en el poder lo rompe.

Más sangrante si cabe es la actitud de un partido denominado verde, cuyos miembros fueron activistas antisistema en los años sesenta y que incluso antes de su llegada al poder se sentaban sobre las vías para detener un tren cargado de...

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Cuando llega un proceso electoral los analistas se extrañan de la baja participación. A mi entender una de las causas es la incoherencia de los políticos. Tenemos el ejemplo del tema ecologista. George W. Bush prometió antes de las elecciones no romper el acuerdo de Kioto para reducción del efecto invernadero y nada más entrar en el poder lo rompe.

Más sangrante si cabe es la actitud de un partido denominado verde, cuyos miembros fueron activistas antisistema en los años sesenta y que incluso antes de su llegada al poder se sentaban sobre las vías para detener un tren cargado de residuos nucleares. Hoy, amparándose en un acuerdo de gobierno en el que se suprimen en Alemania las centrales nucleares en un plazo de 25 años, permiten el paso del tren nuclear y lo protegen fuertemente con la policía.

Se puede maquillar esta incoherencia de muchas maneras, pero sus correligionarios de protesta y muchos de sus votantes lo entenderán como una renuncia a sus ideas por las mieles del poder.

Pero el poder en sí no es nada, el político debe ser un organizador y transformador de la sociedad, no un simple gestor aferrado al gobierno. Debe ser coherente con lo que dice antes de las elecciones y lo que practica después.

Como estos dos ejemplos de incoherencia podríamos encontrar muchos más, y justamente esto es lo que crea la apatía en el electorado y lo que lo hace quedarse en casa a la hora de votar, y lo que hace creer a la sociedad más en movimientos alternativos.

El ejemplo de Alemania es que varios ministros todopoderosos no son capaces de detener un tren nuclear, pero los grupos alternativos son capaces de entorpecer y ralentizar su marcha a pesar del despliegue policial. La pregunta que se nos plantea es si el tejido social de las democracias occidentales será capaz de situarse encima de la vía y detener ese tren de incoherencias en que se está convirtiendo la política.-

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