Reportaje:

La casa de la discordia

Una portada palaciega del siglo XVII enfrenta a la familia Martínez Bordiú con vecinos de Mancha Real

Casi dos décadas después de que la familia Martínez Bordiú pretendiese, sin éxito, el traslado a una finca particular de la portada palaciega del siglo XVII de su propiedad en el municipio de Mancha Real (Jaén), la polémica ha vuelto a reabrirse al conocerse que los dueños actuales del inmueble quieren derribar la casa para construir pisos. El pésimo estado de conservación de la portada, que quedó excluida de la venta del inmueble por parte de la familia Martínez Bordiú, ha llevado a una comisión de vecinos y catedráticos de la Universidad de Jaén a pedir a la Junta su declaración como Bien de...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Casi dos décadas después de que la familia Martínez Bordiú pretendiese, sin éxito, el traslado a una finca particular de la portada palaciega del siglo XVII de su propiedad en el municipio de Mancha Real (Jaén), la polémica ha vuelto a reabrirse al conocerse que los dueños actuales del inmueble quieren derribar la casa para construir pisos. El pésimo estado de conservación de la portada, que quedó excluida de la venta del inmueble por parte de la familia Martínez Bordiú, ha llevado a una comisión de vecinos y catedráticos de la Universidad de Jaén a pedir a la Junta su declaración como Bien de Interés Cultural (BIC).

La portada, construida en 1681 por López de Rojas, el mismo que edificó la fachada principal de la catedral de Jaén, es el elemento central de la llamada Casa de la Inquisición. Los historiadores creen que en este lugar el tribunal religioso castigaba y perseguía el luteranismo, el erasmismo u otras prácticas consideradas como delitos contra la fe.

La obra fue encargada por la Iglesia y, tras pertenecer a Paz Calatrava, tía carnal de los Martínez Bordiú, fue heredada por uno de los hermanos, José María, que regentó hasta hace unos años una explotación de ganado caballar en la finca Arroyovil, próxima a Mancha Real, donde el general Franco solía pernoctar cuando acudía a alguna cacería en la zona.

José María Martínez Bordiú, barón de Gotor, ha abandonado su idea inicial de trasladar la portada a su finca, pero rechaza la intención de los dueños actuales de la casa de construir una fachada nueva, lo que conlleva, según el proyecto del arquitecto Antonio García Uceda, mover la portada hasta un lateral de la vivienda. 'La portada no se va a trasladar porque es mía, y si se hace será al sitio que me guste a mí', manifestó ayer el barón de Gotor desde su residencia actual en la Costa Brava.

Martínez Bordiú estuvo hace un mes en Mancha Real y pudo comprobar el estado de abandono de la portada -formada por dos pilastras y un frontal triangular con la imagen de la Inmaculada-. 'No podemos dejar que se caiga', exclama tras dejar claro que no tiene ningún interés económico en el tema. 'Estoy dispuesto incluso a llegar a un acuerdo con el Ayuntamiento para trasladar la portada a un lugar donde tenga el realce que se merece', añade.

La dueña actual de la vivienda, Agustina Angulo, reconoce la intención de derribar la casa 'porque está apuntalada', pero deja claro que no gastaran 'ni un duro' en proteger la portada.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

El Ayuntamiento de Mancha Real contempla esta polémica como mero espectador. Su alcalde, Pedro Cobo, dice que en el momento en que reciba formalmente el proyecto de obras le dará traslado a la Comisión de Patrimonio de la Junta para que informe al respecto. Tiene claro, no obstante, que al menos la portada debería protegerse 'sin trasladarse a ningún otro lugar'.

La delegada de Cultura, Andrea Gómez, también garantiza su protección e incluso no descarta su declaración como Bien de Interés Cultural.

Pero los expertos creen que no basta con proteger la portada. Pedro Galera, catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Jaén, es uno de los 50 ciudadanos que ha rubricado un escrito donde se pide la protección de todo el inmueble, que, a su juicio, 'responde a un tipo de edificación tradicional del siglo XVII de gran singularidad'. Sus galerías, vanos y cámaras porticadas deberían, en su opinión, mover al Ayuntamiento a dar un uso cultural al edificio.

Fachada de la Casa de la Inquisición.EL PAÍS

Archivado En