CRISIS EN EL GOBIERNO CATALÁN

La cara amable del nacionalismo

El líder de Unió Democràtica representa el papel de hombre moderado en CiU

Josep Antoni Duran Lleida es el rostro amable del nacionalismo de Convergència i Unió. El líder de la formación democristiana, socia minoritaria de la coalición, se ha esforzado por mostrar la cara más dulce del catalanismo, a sabiendas de que es una filosofía que vende poco y mal fuera de Cataluña.

Su conferencia de lanzamiento a la sucesión de Jordi Pujol -pronunciada en octubre del año pasado- era el mínimo común denominador del nacionalismo catalán. Duran enumeró los principios del catalanismo transversal: aquél que en Cataluña secundan todos los partidos, con excepción del Partido ...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Josep Antoni Duran Lleida es el rostro amable del nacionalismo de Convergència i Unió. El líder de la formación democristiana, socia minoritaria de la coalición, se ha esforzado por mostrar la cara más dulce del catalanismo, a sabiendas de que es una filosofía que vende poco y mal fuera de Cataluña.

Su conferencia de lanzamiento a la sucesión de Jordi Pujol -pronunciada en octubre del año pasado- era el mínimo común denominador del nacionalismo catalán. Duran enumeró los principios del catalanismo transversal: aquél que en Cataluña secundan todos los partidos, con excepción del Partido Popular. Aunque el PP celebró como el primero la exposición de Duran. Añadía unos cuantos terrones al café teóricamente cargado que habitualmente prepara Convergència. Incluso llegó a proponer la sustitución del término nacionalismo por el de catalanismo político: por la mala fama que la palabra arrastra por el siglo XX europeo.

De hecho, el líder de Unió no hacía más que avanzar un poco más en la dirección que siempre ha llevado su partido hacia la búsqueda de un nacionalismo sin aristas. La componente democristiana de UDC ha pesado sin duda en ello.

Duran nació en Alcampell (Huesca) en 1952. En 1968, cuando los estudiantes europeos buscaban la playa bajo los adoquines, él vio su primera bandera catalana. Abrazó la doctrina demócrata-cristiana mientras estudiaba derecho en Lleida. La lectura de Cuadernos para el Diálogo y Triunfo contribuyeron en esa catequesis. La consagración llegó cuando en el colegio mayor en que residía presentó a Joaquín Ruíz-Giménez, líder de Izquierda Democrática y abanderado del ala progresista de la democracia cristiana española.

Eso era a principios de los setenta, cuando otros se dedicaban a estudiar. Desde entonces, Duran incrementó su participación activa en política. Fue elegido concejal en Lleida en las primeras elecciones municipales democráticas (1979); fue secretario de Asuntos Interdepartamentales de Presidencia de la Generalitat y en 1982 fue elegido diputado en las elecciones que le dieron la mayoría absoluta al PSOE. Revalidó su acta en 1986 y 1989. Dos años antes, en 1987, se hizo con el liderazgo de Unió en el XVI congreso.

Su apuesta para suceder a Pujol se fue fraguando a fuego lento. Duran resistió los embates de Convergència, que en reiteradas ocasiones a través de Miquel Roca -secretario general- le solicitó la fusión de ambos partidos. El líder de UDC, sabedor de que su partido era el único activo con el que podía contar en la carrera, se negó a ello. La identidad democristiana y el contar con una formación homologada en Europa -la Internacional Demócrata Cristiana- le permitió despegar políticamente.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tenía relaciones privilegiadas con el PP. Y cuando los conservadores comenzaron a ver próximo el poder, el restaurante El Bulli de Roses fue escenario de una cena con José María Aznar, Rodrigo Rato y otros dirigentes del PP. Todo ello desagradaba a un Pujol acostumbrado a administrar personalmente el poder.

Duran estaba pletórico, dispuesto para iniciar la carrera sucesoria. En 1999 fue de número ocho en las lista de CiU a las elecciones autonómicas. CDC le vetó ir de dos, pero le brindó una campaña electoral en la que aparecía como brazo derecho de Pujol. Duran se volcó en mítines y actos. De resultas del entusiasmo, en CiU hay quienes aseguran que Pujol le prometió el puesto de delfín. Pero el presidente de la Generalitat -que siempre lo ha negado- miraba de reojo las evoluciones del líder democristiano y alentaba las esperanzas de Artur Mas, finalmente jefe de Gobierno catalán.

Duran ha corrido lastrado por la desconfianza de CDC y Pujol. La puntilla la puso en los últimos metros el caso Pallerols de presunta financiación ilegal de UDC.

Archivado En