Los tropiezos de Castellano frenan la política sanitaria del Consell

La Consejería de Sanidad ha representado un constante quebradero de cabeza para Eduardo Zaplana desde que accedió a la presidencia de la Generalitat en el año 1995. Los tres consejeros que han ocupado desde entonces la cartera, una de las más importantes del Consell por la magnitud de su presupuesto, han lastrado la política del PP. El primero fue Joaquín Farnós, que accedió al cargo a pesar de cobrar una pensión por 'incapacidad permanente absoluta' y que puso en marcha el polémico plan de choque antes de verse inmerso en la crisis desatada por el contagio masivo de hepatitis C.

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La Consejería de Sanidad ha representado un constante quebradero de cabeza para Eduardo Zaplana desde que accedió a la presidencia de la Generalitat en el año 1995. Los tres consejeros que han ocupado desde entonces la cartera, una de las más importantes del Consell por la magnitud de su presupuesto, han lastrado la política del PP. El primero fue Joaquín Farnós, que accedió al cargo a pesar de cobrar una pensión por 'incapacidad permanente absoluta' y que puso en marcha el polémico plan de choque antes de verse inmerso en la crisis desatada por el contagio masivo de hepatitis C.

Le siguió José Emilio Cervera, que en sus nueve meses al frente del departamento tampoco escapó a la polémica, primero por cobrar el plus del pisito a pesar de residir en Valencia y después por su proyecto de privatización de los servicios de resonancia magnética, aunque su salida se vio forzada finalmente por cuestiones ajenas al departamento relacionadas con el trabajo de su mujer en una empresa informática.

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Finalmente, Serafín Castellano, al que Zaplana eligió como fiel peón para poner orden en el departamento, ha tenido que lidiar con el brote de legionella de Alcoy, con las cifras de las listas de espera y con la Guía de Salud para Inmigrantes.

Como consecuencia de todo ello, la política sanitaria del Consell se encuentra paralizada, de manera que proyectos como la Ley de Ordenación Sanitaria, el Plan de Salud o los planes Exprés y Óptimus para la reducción de las listas de espera permanecen congelados. Los sucesivos tropiezos han impedido poner en marcha esas grandes apuestas del programa sanitario del PP.

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