Precisión sobre la tamborrada
La carta del señor Ángel V. Eizaguirre, de Tudela, sobre la tamborrada en San Sebastián destila tal cúmulo de desinformación y de ganas de enturbiar la imagen de la ciudad y del Ayuntamiento que me veo obligado a hacer algunas precisiones.
Al señor Eizaguirre no le gusta la tamborrada y eso es comprensible: cada pueblo tiene sus tradiciones y, así como en Navarra lo lógico y normal es correr delante de los toros o las vaquillas, aquí tocar el tambor es algo que no se limita sólo a los que están en la plaza de la Constitución a las doce de la noche, sino que participan de la fiesta alred...
La carta del señor Ángel V. Eizaguirre, de Tudela, sobre la tamborrada en San Sebastián destila tal cúmulo de desinformación y de ganas de enturbiar la imagen de la ciudad y del Ayuntamiento que me veo obligado a hacer algunas precisiones.
Al señor Eizaguirre no le gusta la tamborrada y eso es comprensible: cada pueblo tiene sus tradiciones y, así como en Navarra lo lógico y normal es correr delante de los toros o las vaquillas, aquí tocar el tambor es algo que no se limita sólo a los que están en la plaza de la Constitución a las doce de la noche, sino que participan de la fiesta alrededor de 15.000 donostiarras, entre ellos más de 5.000 niños y niñas, a los que no creo que les gusten las alusiones realizadas en su escrito.
Es absolutamente falsa su acusación al Ayuntamiento de complicidad con quienes, en un ritual que se repite pueblo a pueblo y que por lo visto sólo importa cuando sucede en San Sebastián, se empeñan en politizar todo acto festivo con trascendencia informativa.
El Ayuntamiento no solamente no colabora, sino que pone las medidas que tiene a su alcance para evitar el lamentable espectáculo provocado por la acción de esas minorías antidemocráticas.
Debo aclararle que ni una sola pancarta ha colgado de la Biblioteca Municipal, único espacio de la plaza perteneciente al Ayuntamiento. Que la Guardia Municipal, los bomberos y la Ertzaintza trabajaron durante toda la tarde del día 19 en la retirada de pancartas y otros soportes propagandísticos de los grupos de apoyo a la violencia.
Lamentablemente, en una concentración humana como la que se produce en la plaza es imposible evitar que los intolerantes de siempre hagan de las suyas..., lo mismo que hacen en la plaza del Ayuntamiento de Pamplona minutos antes del cohete que da comienzo a las fiestas de San Fermín. Compartirá conmigo que en la tarea de atajar y actuar frente a este tipo de acciones 'indeseables' ocupa un papel fundamental el Ministerio de Justicia como órgano encargado de tomar cartas en el asunto.
Quedo a su disposición para informarle de cuanto considere oportuno sobre las medidas adoptadas, los criterios de seguridad y las características de una fiesta que, por lo demás, ha contado con una gran participación popular en paz y convivencia, lo que constituye una prueba de que la gran mayoría de donostiarras damos la espalda a los intolerantes y violentos de siempre.