Entrevista:PILAR SERRANOGERENTE DE HOSPITAL

"Hay que aferrarse a la sanidad pública con uñas y dientes"

Desde el principio quiso ser médico; pero no de las que ponen inyecciones, sino de las que dirigen. Pilar Serrano (La Línea, Cádiz, 1956), casada, dos hijos, es la primera mujer que se hace cargo de un gran hospital en Sevilla. Desde hace dos meses trabajan bajo su responsabilidad 4.694 personas. Y puede gastarse 31.000 millones de pesetas al año. Pero no hará derroches. Eso sí, "voy a intentar", dice, " que en el hospital, los enfermos se sientan como en casa".Pregunta. ¿Se nota mucho cuando es una mujer la que dirige un hospital?

Respuesta. No sé; depende. No creo que se...

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Desde el principio quiso ser médico; pero no de las que ponen inyecciones, sino de las que dirigen. Pilar Serrano (La Línea, Cádiz, 1956), casada, dos hijos, es la primera mujer que se hace cargo de un gran hospital en Sevilla. Desde hace dos meses trabajan bajo su responsabilidad 4.694 personas. Y puede gastarse 31.000 millones de pesetas al año. Pero no hará derroches. Eso sí, "voy a intentar", dice, " que en el hospital, los enfermos se sientan como en casa".Pregunta. ¿Se nota mucho cuando es una mujer la que dirige un hospital?

Respuesta. No sé; depende. No creo que se note. Si acaso... A mí me gusta fijarme en todos los detalles y supervisar hasta la instalación de una lámpara.

P. Viene usted del hospital de Algeciras; una zona difícil...

R. Sí. Aquí parece que voy a tener un poco más de calma para desarrollar mis proyectos. De todos modos, cada hospital es diferente; la gente y el entorno siempre son distintos.

P. ¿No querrá decir con esto que piensa tomarse las cosas con calma?

R. ¡Por supuesto que no! Soy de las personas a las que les gusta ejecutar enseguida los proyectos. Lucho con todas mis fuerzas contra el tópico que señala a la Administración como un lugar en el que se eternizan las cosas. Eso sí, antes de poner nada en marcha discuto y debato lo que haga falta los temas hasta alcanzar el consenso. Las decisiones unilaterales nunca resultan.

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P. ¿Qué huella le gustaría dejar en el hospital Macarena el día que se vaya?

R. Sin duda, el de la calidad en la atención al usuario. Ha llegado el momento de pensar en esos detalles que la gente cree necesarios para sentirse a gusto con nosotros. Tenemos instalaciones y recursos; muy buenos profesionales... Es la hora de dar buen servicio; y con calidad.

P. ¿A qué se refiere?

R. Pues... Si el usuario pide que desaparezcan las colas, menos tiempo para operarse, una sala de espera más amplia o una habitación más luminosa, hay que dárselo. A veces los detalles (unas flores, una lámpara para leer en la cama...) cuestan muy poco y hacen la estancia del enfermo en el hospital mucho más agradable.

P. ¿Por qué cree usted que se habla mal, en general, de la sanidad pública?

R. Porque criticar es lo fácil. La gente desconoce lo que hay en otros países. Tendríamos que ir, por ejemplo, a Estados Unidos y ver como, allí, para que te atiendan en una clínica, has de presentar antes la tarjeta de crédito.

P. Así que sanidad pública por encima de todo, ¿no?

R. Sin dudarlo. Debemos aferrarnos a ella con uñas y dientes. Es la mejor herencia que podemos dejarle a nuestros hijos. Un servicio gratuito al 100% y sin límite en la asistencia, y para todo el mundo, es un lujo al que no debemos renunciar.

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