ELECCIONES 2000

La continua hiperactividad de Gore frente a la calma de Bush

Aunque se dice que el comportamiento en la victoria es el que define el carácter de una persona, la conducta en el tiempo de incertidumbre parece reflejar a la perfección la personalidad de los dos aspirantes a presidentes.Al Gore parecía capaz de compartimentar su atención para repartirla entre la CNN y las llamadas telefónicas; permanece atento a su agenda electrónica -conectada a Internet- y no se aleja de su ordenador portátil más de lo necesario.

Gore convocó a Joe Liebermann en su residencia desde primera hora de la mañana del lunes, analizó al milímetro con sus asesores el desarr...

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En el gimnasio

Aunque se dice que el comportamiento en la victoria es el que define el carácter de una persona, la conducta en el tiempo de incertidumbre parece reflejar a la perfección la personalidad de los dos aspirantes a presidentes.Al Gore parecía capaz de compartimentar su atención para repartirla entre la CNN y las llamadas telefónicas; permanece atento a su agenda electrónica -conectada a Internet- y no se aleja de su ordenador portátil más de lo necesario.

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Gore convocó a Joe Liebermann en su residencia desde primera hora de la mañana del lunes, analizó al milímetro con sus asesores el desarrollo de la vista oral en el Tribunal Supremo e hizo múltiples llamadas telefónicas, como cada día. Al mismo tiempo, ejercía como vicepresidente y más aún: como responsable máximo del país en ausencia de Bill Clinton, de viaje en Irlanda. Su capacidad de trabajo, como los sistemas operativos en informática, es multitarea.

Cuando Al Gore ya llevaba en el cuerpo varias horas de estrategia política y maniobra legal, George W. Bush levantaba pesas con parsimonia en el gimnasio de la Universidad de Austin. Bush parece vivir en una burbuja personal que le proporciona un blindaje ante la realidad. La tranquilidad que transmite puede ser sincera o artificial, pero su puesta en escena es irreprochable.En los días más apretados, el horario de Bush apenas incluye el briefing de la CIA y unas pocas horas de gestión como gobernador de Tejas. Para la hora del lunch, George W. suele haber terminado la jornada laboral: un poco de gimnasia, y, si hay tiempo, de vuelta al rancho. El semanario Newsweek lo ha bautizado como el "Rancho Lazy W", el "Rancho Perezoso W".

Bush ha hecho buena parte de sus deberes poselectorales rodeado de una iconografía silvestre. Cuando presentó a Colin Powell como casi seguro secretario de Estado, lo hizo apoyado en una valla de madera de las que sirven para encerrar a los caballos; cuando se reunió allí con los líderes republicanos del Congreso y del Senado, Trent Lott se presentó con un sombrero tejano y una cazadora vaquera que construían un aspecto que parecía diseñado por Sergio Leone. Es el estilo de hacer política de Bush: mejor en el rancho que en el despacho.

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Bush presume de que en su rancho no hay televisión. Cuando va a trabajar a su despacho, suele saludar a sus colaboradores con un "¿hemos ganado ya?"; cuando le preguntan cómo está, siempre se ríe y responde que "muy tranquilo". Y realmente lo parece.

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