Las heridas de la guerra permanecen abiertas en Bosnia-Herzegovina

Las recientes elecciones generales en Bosnia-Herzegovina han puesto de manifiesto de forma palpable con sus resultados que permanecen abiertas las heridas de la guerra que asoló el país entre 1992 y 1995. Se cumplen cinco años del Acuerdo de Dayton, que puso fin a la guerra, cerrado el 21 de noviembre de 1995, y los nacionalismos siguen vivos y colean. La comunidad internacional ha fracasado en el intento de crear un país multinacional.

Los tratadistas clásicos definen la Nación "como un deseo permanente de vida en común". Nada de esto se nota en Bosnia-Herzegovina. Cinco años después d...

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Las recientes elecciones generales en Bosnia-Herzegovina han puesto de manifiesto de forma palpable con sus resultados que permanecen abiertas las heridas de la guerra que asoló el país entre 1992 y 1995. Se cumplen cinco años del Acuerdo de Dayton, que puso fin a la guerra, cerrado el 21 de noviembre de 1995, y los nacionalismos siguen vivos y colean. La comunidad internacional ha fracasado en el intento de crear un país multinacional.

Los tratadistas clásicos definen la Nación "como un deseo permanente de vida en común". Nada de esto se nota en Bosnia-Herzegovina. Cinco años después del acuerdo que puso fin a la guerra han desaparecido de la escena política, en menos de doce meses, los tres señores de la guerra, los caudillos de las tres naciones que constituyen Bosnia-Herzegovina. El cáncer se llevó al presidente de Croa-cia, Franjo Tudjman; los votos y una rebelión popular acabaron con el presidente de Yugoslavia, el serbio Slobodan Milosevic; y los achaques y el cansancio provocaron hace unas semanas la renuncia del presidente bosnio musulmán Alia Izetbegovic.Con esta perspectiva, liberados de los padres castradores, la comunidad internacional se las prometía muy felices con las nuevas elecciones generales, las terceras después de Dayton. Se esbozaba en el horizonte la posibilidad de que los ultranacionalistas, liberados de sus referentes en Belgrado, Zagreb y Sarajevo, sufriesen un retroceso.

El Partido Socialdemócrata (SDP), el de los comunistas reconvertidos, había conseguido un éxito importante en las elecciones municipales celebradas en abril con un mensaje multinacional. Su dirigente Zlatko Lagumdzija se convirtió en algo así como la última esperanza blanca de conquistar el título de los grandes pesos.

Los resultados de la votación, el pasado 11 de septiembre, constituyen, sin duda, una ducha fría para la comunidad internacional y sus estrategas de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa OSCE, el Alto Representante, y la ONU destacados en Bosnia-Herzegovina.

En la República Serbia de Bosnia-Herzegovina ha ganado por mayoría absoluta de un 50,3% el candidato presidencial Mirko Sarovic, del Partido Democrático Serbio (SDS), fundado nada menos que por el siniestro psiquiatra Radovan Karadzic, el criminal de guerra más buscado. Sarovic sacó un 15% más de votos que sus dos contrincantes más votados, entre ellos el desafortunado primer ministro de la entidad serbia, Milorad Dodik, un nacionalista moderado que en su día gozó de los favores de la comunidad internacional y del apoyo del alto representante, el español Carlos Westendorp.

No sirvió de nada. Los ultranacionalistas serbios acusaron a Dodik y su Gobierno, con bastante fundamento, de todas las corruptelas imaginables. Su Partido de los Socialdemócratas Independientes (SNSD) consiguió poco más de un 13% en la elección para la asamblea de la República Serbia. Los ultranacionalistas del SDS pasaron del 36%.

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Los ultranacionalistas de la Comunidad Democrática Croata (HDZ) arrasaron entre los suyos. Para mayor inri, la HDZ y otros nueve partidos croatas desafiaron a la comunidad internacional con un plebiscito que enmascaraba de forma apenas velada una declaración en favor de una tercera entidad nacional croata. Algo que contradice el Acuerdo de Dayton, que diseñó dos entidades: la República Serbia sobre el 49% del territorio y la Federación Croatomusulmana que abarca el 51%.

Entre los bosniomusulmanes el Partido de Acción Democrática (SDA) de Izetbegovic recibió un severo correctivo. Justo castigo a un Gobierno corrupto y nepotista. No obstante, el SDA consiguió unos 6.000 votos más que los socialdemócratas del SDP en la votación para la asamblea de la Federación Croatomusulmana. De los 10 cantones en que está dividida la Federación, los ultranacionalistas croatas de la HDZ fueron los más votados en cinco y en tres los bosniomusulmanes del SDA. Los socialdemócratas del SDP han vencido en dos cantones, en Sarajevo y Tuzla, reducidos a un fenómeno urbano, incapaz de ganar terreno fuera del ámbito bosniomusulmán.

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