Tribuna:

Unidos por Pallerols

Una de las consecuencias que ha tenido ya el caso Pallerols es que ha unido a los dos partidos de la coalición que encabeza Jordi Pujol precisamente en el momento en que era más fuerte la tentación de Unió de levantar el vuelo por sí misma tras 21 años de alianza con Convergència. Las características del caso han impedido que Pujol salvara de momento la situación entregando la cabeza del responsable, como hizo en anteriores ocasiones. Eso fue lo que apartó a Josep Maria Cullell y a Macià Alavedra, por ejemplo, de la primera línea política.Esta vez Pujol no ha podído exigir a Unió ningún...

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Una de las consecuencias que ha tenido ya el caso Pallerols es que ha unido a los dos partidos de la coalición que encabeza Jordi Pujol precisamente en el momento en que era más fuerte la tentación de Unió de levantar el vuelo por sí misma tras 21 años de alianza con Convergència. Las características del caso han impedido que Pujol salvara de momento la situación entregando la cabeza del responsable, como hizo en anteriores ocasiones. Eso fue lo que apartó a Josep Maria Cullell y a Macià Alavedra, por ejemplo, de la primera línea política.Esta vez Pujol no ha podído exigir a Unió ningún sacrificio de este tipo porque en la lista de tocados por el asunto está casi toda la cúpula de Unió. La trama clientelar denunciada desde hace más de tres años desde el propio partido democristiano alcanza, aunque en distinta medida, al propio líder de Unió, Josep Antoni Duran Lleida; al secretario de organización, Josep Sánchez Llibre; a uno de los más antiguos colaboradores de Duran, Domènec Sesmilo; al portavoz adjunto de CiU en el Parlament, Enric Millo, y a un puñado de miembros de la dirección democristiana. Da de sí lo suficiente como para que uno de los denunciantes, Josep C. Vergés, haya escrito ya un libro, titulado Todos los hombres de Duran, que saldrá a la venta dentro de tres semanas.

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Si Convergència es el partido de Pujol, a estas alturas Unió es el partido de Duran. De manera que la exigencia de responsabilidades a Unió hubiera significado en este caso la voladura de la dirección del partido y habría abierto un crisis de alcance imprevisible. Está claro que Unió no iba a aceptar pacíficamente una salida de este tipo. Si Pujol la hubiera forzado, no se habría cargado sólo la dirección de Unió. Se habría cargado la coalición. Su coalición.

No están las expectativas políticas y electorales que se abren ante los nacionalistas para aventuras de este tipo. Pujol, su Gobierno y Convergència hace ya tiempo que dejaron de refocilarse con los apuros de Unió. Aunque muchos de los convergentes se consuelen pensando que, con el plomo que lleva en las alas, Duran ha dejado ya de ser el amenazante rival de Artur Mas que ha sido durante mucho tiempo en la carrera por la herencia de Pujol.

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