Discriminación o racismo

"No confían en nosotros; nos mantienen apartados de los puestos de responsabilidad en la administración porque somos palestinos, pero nosotros queremos participar en la toma de decisiones de este país", asegura Suhail Fahum. No es el único. Tras 52 años bajo Gobierno israelí, sus vidas se hallan involucradas en el sistema de este país a pesar de sean ciudadanos de segunda. "De segunda no, de tercera", precisa Fahum, "de segunda son los judíos orientales".La lista de agravios es larga:

- Educación. "Los programas no incluyen la historia de Palestina ni prestan atención a nuestra literat...

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"No confían en nosotros; nos mantienen apartados de los puestos de responsabilidad en la administración porque somos palestinos, pero nosotros queremos participar en la toma de decisiones de este país", asegura Suhail Fahum. No es el único. Tras 52 años bajo Gobierno israelí, sus vidas se hallan involucradas en el sistema de este país a pesar de sean ciudadanos de segunda. "De segunda no, de tercera", precisa Fahum, "de segunda son los judíos orientales".La lista de agravios es larga:

- Educación. "Los programas no incluyen la historia de Palestina ni prestan atención a nuestra literatura. ¿Cree que es normal que nuestros hijos estudien a los poetas judíos, pero no lean a Mahmud Darwich?", se queja un padre.

- Sanidad. "Tome como ejemplo Nazaret, una ciudad de 70.000 habitantes, donde no han construido ni un solo hospital público; los tres que hay pertenecen a instituciones cristianas", señala un religioso extranjero con varios años de residencia.

- Trabajo. "¿Cuántos empleados de la compañía eléctrica o de la telefónica (ambas estatales) son palestinos? Menos del 1%", denuncia un joven en paro.

"En 52 años, no han construido un solo pueblo árabe y sólo tiene que darse una vuelta para ver la diferencia de infraestructuras entre los nuestros y los de ellos", insiste Fahum. "Ahora, y eso que ha mejorado algo en los últimos dos años el gasto per cápita en nuestros municipios, es un 70% de lo que se invierte en los judíos", explica este político con experiencia de varios años en el Ayuntamiento de Nazaret.

Este sentimiento de discriminación -aunque cada vez son más los que hablan de racismo- se pone de relieve en casos como el de Mahdat Yusuf, un policía de fronteras muerto en el asedio a la tumba del patriarca José el 30 de septiembre. Muchos, y su familia entre ellos, aseguran que de haberse tratado de un soldado judío la evacuación de Yusuf, herido de bala, hubiera sido inmediata. El jefe de su unidad, compuesta exclusivamente de árabes, drusos y beduinos, asegura que se hizo todo lo posible y que el hecho de que todos los presentes en aquella guardia fueran miembros de las minorías se debió a que los soldados judíos estaban celebrando Rosh Hashanah. Se investiga el caso.

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