Un centenar de jóvenes se enzarzan en una pelea en la estación de Calafell
No sucedía desde el pasado verano, pero el sábado se volvieron a reproducir en Calafell los episodios de violencia provocados por jóvenes de entre 14 y 18 años de otras localidades que acuden a las discotecas de la población durante el fin de semana. Entre 80 y 100 jóvenes arremolinados en la estación de Renfe mantuvieron una batalla multitudinaria que originó varios destrozos en el bar de la terminal y que sólo concluyó cuando llegó el tren de las diez de la noche en dirección a Barcelona.La pelea empezó alrededor de las 21.30 en el bar de la estación -a la que van llegando los jóvenes cuando...
No sucedía desde el pasado verano, pero el sábado se volvieron a reproducir en Calafell los episodios de violencia provocados por jóvenes de entre 14 y 18 años de otras localidades que acuden a las discotecas de la población durante el fin de semana. Entre 80 y 100 jóvenes arremolinados en la estación de Renfe mantuvieron una batalla multitudinaria que originó varios destrozos en el bar de la terminal y que sólo concluyó cuando llegó el tren de las diez de la noche en dirección a Barcelona.La pelea empezó alrededor de las 21.30 en el bar de la estación -a la que van llegando los jóvenes cuando salen de la discoteca-, cuando dos grupos diferentes intercambiaron entre sí insultos y provocaciones, según informaron fuentes policiales. De los insultos se pasó a las manos y en la reyerta destrozaron los vidrios del bar, en el que volcaron sillas y volaron vasos y botellas.
Alertados por los guardias de seguridad de la estación, acudieron agentes de la Guardia Civil, quienes ante la cantidad de personas involucradas -las que participaban directamente en la pelea y las que estaban en los andenes de la estación adonde se trasladó la trifulca- se vieron obligados a pedir refuerzos.
Los jóvenes insultaron a las fuerzas de seguridad y opusieron resistencia a ser detenidos. La aglomeración que se formó forzó incluso a que los trenes que pasaban tuvieran que reducir su marcha y usar sus señales acústicas. La pelea se disolvió cuando llegó un tren que iba hacia Barcelona y al que subió la mayor parte de los jóvenes que participaron en la batalla campal. Cuatro vigilantes viajaron en el convoy para controlar a los más exaltados.
Las peleas mantenidas por jóvenes fueron habituales durante la pasada primavera y el verano último. Los continuos enfrentamientos supusieron la queja de los alcaldes de la zona -una de las que más ha crecido en demografía en Cataluña al convertirse de hecho en el segundo cinturón de Barcelona- por la falta de agentes de seguridad en las instalaciones de Renfe.