La Marcha Verde continúa avanzando

Marruecos celebra hoy el 25º aniversario de su ocupación del antiguo Sáhara español ante la impotencia de la ONU para realizar una consulta

Veinticinco años después del final de la Marcha Verde, el Sáhara Occidental sigue pendiente de un referéndum de autodeterminación. Desde el 6 de noviembre de 1975, cuando decenas de miles de marroquíes inflamados por las consignas nacionalistas de Hassan II se internaron 10 kilómetros en la colonia española, el territorio ha atravesado dos etapas. La primera de ellas, bélica: 16 años de guerra que causaron miles de muertos en las filas del Frente Po...

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Marruecos celebra hoy el 25º aniversario de su ocupación del antiguo Sáhara español ante la impotencia de la ONU para realizar una consulta

Veinticinco años después del final de la Marcha Verde, el Sáhara Occidental sigue pendiente de un referéndum de autodeterminación. Desde el 6 de noviembre de 1975, cuando decenas de miles de marroquíes inflamados por las consignas nacionalistas de Hassan II se internaron 10 kilómetros en la colonia española, el territorio ha atravesado dos etapas. La primera de ellas, bélica: 16 años de guerra que causaron miles de muertos en las filas del Frente Polisario y de Marruecos. La segunda, diplomática: nueve años de negociaciones, durante los que la ONU ha consumido un presupuesto de 450 millones de dólares (unos 85.500 millones de pesetas). Pero ni una ni otra han servido de mucho. Rabat tiene hoy sobradas razones para celebrar la efemérides: su bandera ondea en el desierto y sus industrias explotan los recursos del territorio. Hasta el momento, las gestiones diplomáticas internacionales han fracasado estrepitosamente.El último informe del secretario general de la ONU, Kofi Annan, fechado el 25 de octubre, al Consejo de Seguridad es descorazonador. "Lamentablemente", dice, "no puedo informar de ningún progreso hacia la superación de los obstáculos que impiden la aplicación del plan de arreglo de las Naciones Unidas". En el texto, Annan reconoce el fracaso de las reuniones celebradas entre su enviado personal, James Baker, y las delegaciones de Marruecos y el Frente Polisario a lo largo del año en Londres (14 de mayo y 28 de junio), Ginebra (20 y 21 de julio) y Berlín (28 de septiembre).

Sin embargo, el informe contiene una novedad llamativa. El secretario general apunta, siquiera veladamente, por primera vez a Rabat como responsable del fracaso: "Es la opinión de mi enviado personal, que yo comparto, que nuevas reuniones de las partes para buscar una solución política no tendrán éxito, y de hecho podrían ser contraproducentes, a menos que el Gobierno de Marruecos (...) esté dispuesto a ofrecer o apoyar una restitución de autoridad gubernamental, para todos los habitantes del territorio, que sea auténtica, sustancial y en armonía con las normas internacionales".

Las siguientes palabras de Koffi Annan son interpretadas en círculos diplomáticos como una amenaza a la intransigencia alauita: "Opina también mi enviado especial, y comparto su opinión, que si el Gobierno de Marruecos no está dispuesto a ofrecer o apoyar alguna restitución de autoridad gubernamental que pueda examinarse en una reunión de las partes durante la próxima prórroga de la Minurso , la Misión debería comenzar a oír las apelaciones pendientes del proceso de identificación en forma sumaria, sin considerar cuánto tiempo cabría esperar que tardara en concluir el proceso".

Las apelaciones son el nudo gordiano del retraso en la solución del problema del Sáhara. Y el Polisario es la parte más interesada en que se resuelvan, con el fin de que el referéndum de autodeterminación pueda culminar el proceso de descolonización que el Gobierno franquista de Arias Navarro dejó abierto en 1975. Las autoridades de la República Árabe Saharaui Democrática, proclamada en 1976 por los saharauis que hace un cuarto de siglo se refugiaron en la zona argelina de Tinduf huyendo de la represión marroquí, rechazan cualquier acuerdo político al margen del plan de paz de la ONU. Incluso observan con recelo la presión de Annan sobre Rabat. "La ONU", declaró a EL PAÍS uno de sus dirigentes, "está utilizando el plan como un medio de presión para que Marruecos acepte una tercera vía. Y ése no es su papel. Debe ser consecuente con el derecho internacional y aplicar lo acordado". A pesar de sus numerosos intentos, este periódico no ha podido obtener la versión de las autoridades marroquíes.

El mandato de la Minurso consiste en preparar una lista de votantes para el referéndum. Pero, como admite el portavoz del organismo, Jacques Roussellier, los votantes aceptados tras nueve años de trabajo (86.386) sólo han sido aprobados "provisionalmente". "Esta cifra", afirma, "está sujeta a los cambios que pueden surgir durante el resto del proceso de apelación". La ONU sigue tomándose el asunto con calma: ha prorrogado el plazo de la Minurso hasta el 28 de febrero del año próximo. En cuanto al referéndum, la última vez que Annan aludió al él dijo textualmente: "La fecha para el referéndum, que ha sido pospuesta repetidamente desde 1991, no puede ser establecida con certeza en este momento". Entretanto, la Marcha Verde continúa avanzando.

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