El juez aplaza el desahucio de diez ancianas

Las diez ancianas que viven en la residencia del número diez de la calle Conde de Xiquena (Centro) no sabían ayer, a la hora del desayuno, dónde iban a pasar la noche. Tomaban café con leche y galletas mientras una comisión judicial escoltada por cuatro policías esperaba en el descansillo para desalojarlas. Después de siete años de pleitos, el juez había declarado el inmueble en ruina económica (el arreglo del edificio cuesta más del 50% del valor de la construcción) y el propietario, Gonzalo Ozores, marqués de Torremilano, tenía permiso para rescindir los alquileres. El edificio, de cinco pla...

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Las diez ancianas que viven en la residencia del número diez de la calle Conde de Xiquena (Centro) no sabían ayer, a la hora del desayuno, dónde iban a pasar la noche. Tomaban café con leche y galletas mientras una comisión judicial escoltada por cuatro policías esperaba en el descansillo para desalojarlas. Después de siete años de pleitos, el juez había declarado el inmueble en ruina económica (el arreglo del edificio cuesta más del 50% del valor de la construcción) y el propietario, Gonzalo Ozores, marqués de Torremilano, tenía permiso para rescindir los alquileres. El edificio, de cinco plantas, se encuentra en una zona de gran valor inmobiliario.Una de las ancianas de la residencia, que acoge a huérfanas e hijas de médicos, Soledad Martínez, de 86 años, aseguró: "Yo no me voy a ir de aquí porque mis hijos se murieron, el resto de mi familia no quiere saber nada de mí y no tengo ningún sitio para alojarme".

A la comisión judicial se sumaron asistentes sociales, un médico que inspeccionó a las ancianas (la mayoría mayores de 80 años) y un representante de la Comunidad de Madrid.

A las 10 de la mañana, los miembros de la comisión judicial, el marqués de Torremilano y los policías entraron en la residencia. Se sucedieron las lágrimas y los ruegos. A pesar de que la sentencia del desalojo era firme, la comisión judicial acordó al final dar varios días de plazo a fin de que las administraciones encuentren una residencia a la que puedan trasladarse todas las ancianas. "Llevan 20 años juntas en esa residencia, si las separan, las matan de una depresión", explicó ayer uno de los vecinos del inmueble, que será desalojado la semana que viene.

La residencia pertenece a la Hermandad del Perpetuo Socorro. El Colegio de Médicos aporta 50.700 pesetas al mes. Con esto, y las pensiones de las ancianas, que cobran en torno a 50.000 pesetas, se sufraga la institución.

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