Un guacamayo secuestrado

El animal reaparece después de tres años de haber sido sustraído del Zoo Marino Marineland

Bastante sorprendido debió de quedarse el vecino de Tordera (Maresme) que, el pasado domingo, a las tres de la tarde, cuando iba a buscar el coche encontró en la bodega de su casa un ejemplar de "guacamayo jacinto". El animal, de la família de los psitácidos (como los loros y los periquitos), se había refugiado en su domicilio después de haber escapado de quien le había retenido durante los últimos tres años. Después de recibir el aviso, la Policía Local de Tordera se puso en contacto con la Guardia Civil para conseguir capturar al animal.El cuerpo policial acudió a la caza del guacamayo, que,...

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Bastante sorprendido debió de quedarse el vecino de Tordera (Maresme) que, el pasado domingo, a las tres de la tarde, cuando iba a buscar el coche encontró en la bodega de su casa un ejemplar de "guacamayo jacinto". El animal, de la família de los psitácidos (como los loros y los periquitos), se había refugiado en su domicilio después de haber escapado de quien le había retenido durante los últimos tres años. Después de recibir el aviso, la Policía Local de Tordera se puso en contacto con la Guardia Civil para conseguir capturar al animal.El cuerpo policial acudió a la caza del guacamayo, que, gracias a una malla especial, fue capturado finalmente. La cercanía con el Zoo Marino Marineland, en Palafolls, donde también hay un pequeño zoológico con animales exóticos, comportó que el ave fuera trasladada a sus inmediaciones. La sorpresa llegó cuando los responsables del recinto lo inspeccionaron y comprobaron que llevaba un chip que demostraba que era un guacamayo que les fue sustraído hace tres años,.

El guacamayo jacinto, anodorhynchus hyacinthius, encontrado el domingo responde al nombre de César. Pertenece a una especie en peligro de extinción y es bastante espectacular. Es de color añil y tiene los ojos y una boquera amarillos; pesa entre 1,5 y 1,6 kilos, desde el pico hasta la cola mide un metro y con las alas estiradas puede llegar a medir dos.

Josep Antonín Cuatrecasas, veterinario especialista en aves exóticas del Hospital Veterinario de Mataró, considera que "el hallazgo es extremadamente importante ya que el anodorhynchus hyacinthius está protegido por el Convenio Internacional de Tráfico de Especies Salvajes, en su primer grado, CITES 1. Para hacerlo criar, por ejemplo, casi se tendría que celebrar un matrimonio, con papeles incluidos". "De hecho, su compañero de especie -hay tres-, el anodorhynchus glaucus, está extinguido, hace tiempo que nadie ve uno en libertad". "Se calcula que por el mercado negro circulan unos 10.000 ejemplares y que hay entre 4.000 y 5.000 en cautividad", añadió Antonín.

"La persona que ha tenido a César estos últimos tres años no debió de tener dificultades para alimentarlo. Estos animales suelen comer en su zona de origen -la selva amazónica de Brasil- dátiles y fruta exótica. En algunas ocasiones, incluso comen carne y serpientes, pero aquí seguro que se alimentaba de fruta dulce del país".

César tiene 30 años. Teniendo en cuenta que sus congéneres suelen llegar a vivir hasta 100 años, está, pues, en plena juventud. En caso de ponerse a la venta, algún coleccionista podría llegar a pagar por él hasta dos millones de pesetas. "Cuanto más protegida es la especie, añade Antonín, más dinero paga alguien interesado en este tipo de animales".

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