Cartas al director

Dejado de Dios

Tengo la desgracia de vivir en un punto de tráfico dejado de la mano de Dios... de la Administración. Dos enormes e imprevisibles giros del autobús 21 provocan frecuentes atascos al final de la calle de la Virgen del Sagrario, al encontrar aparcados cerca coches de visitantes desconocedores del problema. A pesar de nuestras demandas, la Administración no ha puesto señales verticales ni horizontales, que un vecino desesperado pintó por su cuenta y fueron borradas por el uso.Algunos conductores de la Empresa Municipal de Transportes, en lugar de dar el debido -aunque no siempre fácil, por supues...

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Tengo la desgracia de vivir en un punto de tráfico dejado de la mano de Dios... de la Administración. Dos enormes e imprevisibles giros del autobús 21 provocan frecuentes atascos al final de la calle de la Virgen del Sagrario, al encontrar aparcados cerca coches de visitantes desconocedores del problema. A pesar de nuestras demandas, la Administración no ha puesto señales verticales ni horizontales, que un vecino desesperado pintó por su cuenta y fueron borradas por el uso.Algunos conductores de la Empresa Municipal de Transportes, en lugar de dar el debido -aunque no siempre fácil, por supuesto- ejemplo, a veces no intentan ni la más mínima maniobra para salir del paso; más aún, dañan la salud de casi todos los demás inocentes vecinos abusando repetidamente de sus potentísimas bocinas lo que ya ha provocado no pocos altercados.

Ahora la Administración une la burla a la incompetencia y nos obliga a pagar con nuestro dinero unos repetidos anuncios en los que tiene el valor de afirmar que si queremos vivir en un Madrid sin ruido... utilicemos el transporte público.- J. León Bullo.

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