Las lluvias de la última semana no benefician a los embalses catalanes, que se mantienen al 30%

"Para que el pantano mejore su aspecto harían falta cuatro o cinco días con lluvias importantes. Lo de esta semana no ha sido nada". Así justifica uno de los responsables del pantano de Sau que este embalse, al igual que los otros de Cataluña, no haya incrementado su volumen de agua almacenada durante todo el otoño. El pantano de Sau, que junto al de La Baells abastece de agua al área de Barcelona, tiene sed. El pasado viernes se encontraba al 24,5% de su capacidad. A lo largo de los últimos meses, este embalse se ha ido vaciando al ritmo del 1% semanal.

Pero si llueve, ¿por qué los emb...

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"Para que el pantano mejore su aspecto harían falta cuatro o cinco días con lluvias importantes. Lo de esta semana no ha sido nada". Así justifica uno de los responsables del pantano de Sau que este embalse, al igual que los otros de Cataluña, no haya incrementado su volumen de agua almacenada durante todo el otoño. El pantano de Sau, que junto al de La Baells abastece de agua al área de Barcelona, tiene sed. El pasado viernes se encontraba al 24,5% de su capacidad. A lo largo de los últimos meses, este embalse se ha ido vaciando al ritmo del 1% semanal.

Pero si llueve, ¿por qué los embalses no se llenan? En primer lugar, las precipitaciones de los últimos días se han concentrado en la costa y el prelitoral, lejos de las cabeceras de los grandes ríos. La sequía que se viene arrastrando también tiene la culpa. Los bosques y los campos están secos. Por ello, aprovechan como nunca toda la lluvia que reciben, lo cual comporta que el agua que cae sobre un bosque del Berguedà no llegue al Llobregat por la simple razón de que las propias plantas y la tierra la hacen desaparecer rápidamente. Hasta que los bosques no estén regados, no llegará más agua a los pantanos. En el conjunto de Cataluña, los embalses se encuentran al 30% de su capacidad, el índice más bajo de los últimos meses.Por el momento, los principales beneficiarios de las lluvias han sido los bosques. Éstos han mejorado su situación y, a pesar de tener un aspecto plenamente otoñal, la falta de agua ya no es tan evidente como hace un mes. Pero aún queda rastro de la sequía. Muchos árboles de hoja caduca han quedado desnudos un mes antes de lo que es habitual. Ello se debe a que especies como el roble o la haya han activado su mecanismo de autodefensa para las situaciones de extrema sequía: liberarse de sus hojas. De esta forma gastan menos agua.

La situación es más dramática para las especies de hoja perenne, como el abeto y la encina. Estos árboles no pueden deshacerse de sus hojas para ahorrar agua, por lo que "muchos ya han muerto", advierte Josep Maria Vila d'Abadal, presidente del Consorcio Forestal de Cataluña. Vila d'Abadal asegura que la sequía que arrastran los bosques catalanes desde hace tres años está causando tanta devastación como los incendios. "Lo que pasa es que una sequía es menos espectacular".

Las bajas temperaturas de los últimos días también han originado nevadas por encima de la cota 1.600 en el Pirineo y el Montseny. La borrasca de ayer y de anteayer dejó entre 20 y 30 centímetros de nieve en las zonas altas del Pirineo, aunque en el lago Certescan (Pallars Sobirà) se llegaron a acumular hasta 60 centímetros de nieve.

Las lluvias han permitido también que los boletaires mantengan esperanzas de salvar una temporada que ha empezado extremadamente mal debido a la gran sequía. Los robellones han empezado a abundar en los bosques catalanes, aunque ello no se refleja en el mercado. En varios puestos ambulantes, el robellón se cotizaba ayer entre 2.500 y 5.000 pesetas el kilo, uno de los precios más altos de los últimos años.

Joan Guerrero
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