UNA JORNADA PARA LA REFLEXIÓN

El puente y los controles policiales convierten en un fiasco el Día sin Coches en Barcelona

Los atascos y retenciones fueron ayer mayores que cualquier otro día en Barcelona, pese a que debía ser el Día sin Coches. Se formaron largas colas de vehículos en los accesos a la ciudad desde primeras horas de la mañana y en las rondas se formaron hasta 11 kilómetros de colas a causa de los controles policiales montados por el atentado del jueves. El Ayuntamiento restringió el tráfico de 435 calles, lo que ocasionó colapsos monumentales. Por la noche, la situación empeoró con la salida masiva del largo fin de semana y se produjeron colas de hasta 14 kilómetros en la A-7 y la A-2.

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Los atascos y retenciones fueron ayer mayores que cualquier otro día en Barcelona, pese a que debía ser el Día sin Coches. Se formaron largas colas de vehículos en los accesos a la ciudad desde primeras horas de la mañana y en las rondas se formaron hasta 11 kilómetros de colas a causa de los controles policiales montados por el atentado del jueves. El Ayuntamiento restringió el tráfico de 435 calles, lo que ocasionó colapsos monumentales. Por la noche, la situación empeoró con la salida masiva del largo fin de semana y se produjeron colas de hasta 14 kilómetros en la A-7 y la A-2.

Igual que cualquier otro día

A primera hora de la mañana, el tapón de la plaza de Urquinaona y los alrededores era tan monumental que los guardias urbanos que estaban situados junto a las vallas que cortaban el paso hacia Via Laietana, ayer vía peatonal, tuvieron que retirarlas momentáneamente para aligerar el colapso. No fue el único punto conflictivo. Los alrededores de Balmes eran un auténtico concierto de bocinazos de los vehículos.Muchos conductores no tenían conocimiento de que se trataba de una jornada especial, un día sin coches, que se celebraba en numerosas ciudades. A las explicaciones de los agentes, los conductores replicaban "pero si hay más coches que nunca". En la zona de la Sagrada Familia, restringida al tráfico, algunos conductores retiraban las vallas cuando no había agentes a la vista.

Lo cierto es que el volumen de tráfico en la ciudad fue ayer muy parecido al de cualquier viernes. Y el llamamiento a dejar el coche en casa sólo fue seguido por el 8% de los conductores, una cifra muy inferior a las expectativas.Los responsables municipales y del área metropolitana reconocieron que la respuesta ciudadana al Día sin Coches, que se ha celebrado en 154 localidades catalanas, no fue la esperada por las administraciones. En numerosas poblaciones el uso del transporte público fue inferior al del Día sin Coches celebrado en 1999. En Barcelona y su área de influencia se registró un aumento del 8% de pasajeros en el servicio de metro y del 4% en el de autobuses, mientras que, en la pasada edición, el aumento medio fue del 11%, según las cifras de Transportes de Barcelona (TMB), informa Pedro Picón. En la ciudad de Barcelona, el número de peatones creció en un 15,3% y las medidas de contaminación acústica y atmosférica efectuadas mostraron una evolución positiva. Y Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya (FGC) registró un aumento del 10,5% en el número de usuarios, según la compañía.

Desde la ATM (Autoridad del Transporte Metropolitano) y el Ayuntamiento de Barcelona se insistía en la idea de que la jornada se había visto muy condicionada por los controles policiales. Los establecidos en el nudo de la Trinitat y en la confluencia de la Via Favencia con la avenida de la Meridana de Barcelona ocasionaron colas de vehículos de hasta 11 kilómetros en las rondas en sentido Llobregat. En ambos casos se vió afectada la ronda Litoral (B-10), que registró seis kilómetros de retenciones en dirección Vallès, y la ronda de Dalt (B-20), con 11 kilómetros de cola, que se prolongó hacia Esplugues de Llobregat. Buena parte de la Meridiana también quedó colapsada durante la mañana por el mismo motivo.

En el centro de la ciudad, el paseo de Gràcia y la Rambla de Catalunya se convirtieron en un oasis. Sin tráfico y protegidas por vallas, la calzada acogió actividades escolares y representaciones de grupos de animación con los que los peatones disfrutaron, mientras fuera del perímetro protegido, en los cruces, los conductores estaban al borde del ataque de nervios. En el resto de la ciudad, el seguimiento fue muy desigual. En algunos puntos, las restricciones impuestas fueron levantadas al mediodía para evitar males mayores.

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Vehículo cooperativo

La ciudad de Barcelona pretende instaurar un sistema de vehículos compartidos conocido bajo su nombre en inglés, carsharing, si de aquí a finales de 2001 se consigue obtener la cifra mínima de 300 socios necesaria para que funcione. Este sistema de coche compartido, que fue presentado el jueves por la teniente de alcalde Imma Mayol, consiste básicamente en una cooperativa. Un conjunto de ciudadanos aportan cada uno 50.000 pesetas reembolsables. Cuando uno de los socios desee utilizar uno de los automóviles que habrá comprado la cooperativa podrá hacer la reserva por teléfono o Internet, escoger el modelo, y pagar 21 pesetas por kilómetro y 360 por hora.No sólo los socios podrán utilizarlo, aunque ellos tendrán gratuitas las tres primeras horas y derecho de preferencia, sino cualquier ciudadano. Por la noche no se factura. Según los estudios citados por Mayol, este sistema, de funcionar, podría significar un 17% del descenso en el consumo de carburante y un ahorro de 300.000 pesetas para aquellos ciudadanos que recorran unos 15.000 kilómetros al año. El proyecto prevé plazas de aparcamiento por toda la ciudad donde poder dejar y tomar los vehículos.

Según el estudio de la Asociación para la Promoción del Transporte Público, que lo apadrina, este sistema es más barato que mantener un coche y más barato que alquilarlo. En Suecia y Alemania ya funciona desde hace tiempo y cuenta con 25.000 y 50.000 socios respectivamente.

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