Un modelo del nuevo estilo de ETA

Tras la muerte de sus cuatro activistas en Bilbao, ETA confirmó en uno de sus comunicados que los miembros del comando Vizcaya se dirigían a cometer un atentado cuando saltaron por los aires a las once de la noche del 7 de agosto, algo que las fuerzas de seguridad ya sospechaban.Habría sido un golpe más de uno de los comandos que más ha contribuido a la sangrienta ofensiva de la organización terrorista desde que anunció el fin de la tregua, el pasado 28 de noviembre. Su firma está en el asesinato del concejal del PP de Durango Juan María Pedrosa, el 4 de junio, y en la potente ex...

Tras la muerte de sus cuatro activistas en Bilbao, ETA confirmó en uno de sus comunicados que los miembros del comando Vizcaya se dirigían a cometer un atentado cuando saltaron por los aires a las once de la noche del 7 de agosto, algo que las fuerzas de seguridad ya sospechaban.Habría sido un golpe más de uno de los comandos que más ha contribuido a la sangrienta ofensiva de la organización terrorista desde que anunció el fin de la tregua, el pasado 28 de noviembre. Su firma está en el asesinato del concejal del PP de Durango Juan María Pedrosa, el 4 de junio, y en la potente explosión de 50 kilos de dinamita que sacudió el 25 de ese mismo mes el barrio de Neguri, en Getxo. También se atribuye a los cuatro activistas muertos en Bilbao el atentado contra una sucursal de Caja Vital, en Vitoria, el 18 de julio. El 24 pusieron otro coche bomba, que no llega a estallar , en Getxo, ante la casa de la senadora Pilar Aresti. Dos días más tarde, el 26 de julio, colocaron una bomba lapa contra el concejal del PP Agustín Ramos que fue descubierta por su escolta. Su última acción fue la colocación, el 27 de julio en Vitoria, de otra bomba contra otro cajero de Caja Vital.

El día 7 de agosto mueren los componentes del comando. La identificación de sus integrantes ha permitido comprobar que se trataba de un grupo renovado, en el más puro estilo de la ETA posterior a la tregua: junto a un veterano recuperado de la reserva -Patxi Rementería- se había incorporado a tres jóvenes cachorros veinteañeros, miembros de la nueva generación que ha tomado el testigo para el retorno a la violencia.