Duelo en el Mediterráneo

Cien embarcaciones bloquean el puerto de Castellón y la refinería de BP Oil

Los pescadores de Castellón llevan tiempo quejándose de lo insostenible de su situación laboral. Una una cosa es luchar contra las durezas de la mar o la escasez de caladeros y otra, bien distinta, ver cómo sube el precio del gasóleo y baja el de las capturas hasta el punto de que la primera factura supera con creces a la segunda. Ayer, la flota castellonense, en una de las tantas protestas que recorrieron España, bloqueó desde las ocho de la mañana la bocana del puerto y la plataforma de la que se abastece una ...

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Cien embarcaciones bloquean el puerto de Castellón y la refinería de BP Oil

Los pescadores de Castellón llevan tiempo quejándose de lo insostenible de su situación laboral. Una una cosa es luchar contra las durezas de la mar o la escasez de caladeros y otra, bien distinta, ver cómo sube el precio del gasóleo y baja el de las capturas hasta el punto de que la primera factura supera con creces a la segunda. Ayer, la flota castellonense, en una de las tantas protestas que recorrieron España, bloqueó desde las ocho de la mañana la bocana del puerto y la plataforma de la que se abastece una cercana refinería del gigante BP Oil. Perfectamente ordenados, un centenar de embarcaciones abandonaron el puerto para situarse estratégicamente, en una demostración de que nadie mejor que ellos conoce estas instalaciones.Los barcos más grandes se acercaron a la plataforma, donde se encontraban trabajando dos buques. "Nuestra intención es la de impedir cualquier movimiento", aseguró el presidente de la cofradía castellonense, Salvador Císcar, "y somos conscientes de las pérdidas que el bloqueo supondrá para la refinería", añadió. Císcar estaba en primera línea de la plataforma, atento por si era necesario un cambio de estrategia. Los capitanes de los petroleros alegaron motivos de seguridad para escapar al bloqueo, pero ninguno de sus argumentos convencieron a los pescadores. "Nos mantendremos firmes", respondieron.

Durante la mañana todo estuvo preparado para que, en el caso de que los buques con crudo trataran de moverse, varios barcos de pesca salieran en apoyo de las naves guardianes de ese turno. Junto a las dos grandes embarcaciones, dos remolcadores quedaron también apresados junto a la isla artificial. Mientras, en el puerto de Castellón, otros dos gigantescos buques comerciales cargaban y descargaban sin que nadie lograse averiguar la hora en que estaba previsto que zarpasen. Los responsables portuarios no quisieron pronunciarse sobre la situación y para cualquier demanda de información remitieron a la subdelegación del Gobierno de Castellón, que tampoco tuvo nada que decir. Sólo Capitanía advirtió de los posibles efectos del bloqueo.

La protesta duró todo el día. Unas 40 embarcaciones, en turnos de ocho horas, mantuvieron el bloqueo del puerto y la plataforma. Pendientes de noticias frescas, ya que el millón de pesetas de multa impuesto a los barcos catalanes por el bloqueo del lunes del puerto de Barcelona pesó mucho en el ánimo de los pescadores. La opinión era unánime: hay que adoptar medidas de fuerza ante lo que parece un callejón sin salida. Ni la sanción a sus compañeros, ni la advertencia sobre las consecuencias de una iniciativa ilegal, amedrentaron a los pescadores. Respiraron, eso sí, cuando, en un detalle de buena vecindad, el portavoz de la refinería, Luis Prada, anunciaba que BP Oil no emprenderá acciones legales contra ellos.

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