Tribuna:

Preguntas acerca de las fotos tomadas por ETA a Fernando Buesa

La publicación de la noticia de que un miembro de ETA realizó un conjunto de fotografías a mi hermano Fernando Buesa en el interior del Parlamento vasco ha pasado por los medios de comunicación sin apenas suscitar reacciones de relieve. Y ello a pesar de la gravedad de los hechos que se relatan y, sobre todo, de la importancia de las cuestiones que éstos suscitan.Para empezar, es sorprendente que un terrorista haya podido entrar en el Parlamento a realizar labores de información con fines criminales sin ser detectado por los servicios de seguridad. Y más sorprendente aún es que cuando se ha co...

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La publicación de la noticia de que un miembro de ETA realizó un conjunto de fotografías a mi hermano Fernando Buesa en el interior del Parlamento vasco ha pasado por los medios de comunicación sin apenas suscitar reacciones de relieve. Y ello a pesar de la gravedad de los hechos que se relatan y, sobre todo, de la importancia de las cuestiones que éstos suscitan.Para empezar, es sorprendente que un terrorista haya podido entrar en el Parlamento a realizar labores de información con fines criminales sin ser detectado por los servicios de seguridad. Y más sorprendente aún es que cuando se ha conocido tal acontecimiento -cuya relevancia se manifiesta en el hecho de que mi hermano fuera asesinado por ETA- nadie de entre los dirigentes de esa Cámara o del Gobierno vasco haya asumido la responsabilidad política de semejante fallo de la seguridad. Añádase que ni siquiera se ha anunciado una investigación exhaustiva de los hechos y una revisión con profundidad de los procedimientos de control del acceso a aquélla. ¿Es ésta una aplicación en el Parlamento vasco de la doctrina Balza según la cual todos los ciudadanos han de ser protegidos para que puedan actuar sin cortapisas, sin mayor distinción acerca del contenido concreto de sus acciones?

Hay que preguntarse también acerca de las personas e instituciones que coadyuvaron a facilitar el trabajo del fotógrafo. ¿Fue sólo un medio de comunicación o hubo otros elementos? ¿Cuál es ese medio? ¿Y qué pasa con sus responsabilidades? Éstas son, creo yo, cuestiones elementales acerca de las cuales nada se ha informado.

Por otra parte, también hay que formular preguntas acerca de la actuación del Ministerio del Interior y de la Audiencia Nacional en tanto que responsables de la lucha antiterrorista. No seré yo quien, al perverso estilo Arzalluz, trate de traspasar la responsabilidad del crimen cometido sobre mi hermano desde quienes explosionaron el coche bomba que segó su vida al señor Mayor Oreja. Pero necesito saber en qué momento se reveló el carrete de fotografías del que ahora tenemos conocimiento. ¿Lo fue antes o después del 22 de febrero? Pues, si lo fue antes de esa fecha, pudo haber un grave error con respecto a la protección de mi hermano. Y, si lo fue después, alguien debería explicarnos la parsimonia del juzgado de instrucción en el análisis de las pruebas delictivas obtenidas por la policía.

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