Atentado al medio ambiente y malversaciones

Existen más de 4.000 grandes presas (de más de 15 metros de altura) en el planeta. Aseguran 2.300 teravatios por hora de electricidad cada año, es decir, más que la energía nuclear, y también sirven para el riego. Más de 1.600 grandes presas están actualmente en construcción en 40 países. Las presas son consideradas energía renovable y limpia porque la energía hidráulica no emite gases contaminantes. Pero presentan grandes inconvenientes: obligan a exiliarse a poblaciones numerosas (35 millones de personas han sido desplazadas por este motivo en los últimos 50 años); transforman de forma ra...

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Bajo el ojo de Zhu

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Existen más de 4.000 grandes presas (de más de 15 metros de altura) en el planeta. Aseguran 2.300 teravatios por hora de electricidad cada año, es decir, más que la energía nuclear, y también sirven para el riego. Más de 1.600 grandes presas están actualmente en construcción en 40 países. Las presas son consideradas energía renovable y limpia porque la energía hidráulica no emite gases contaminantes. Pero presentan grandes inconvenientes: obligan a exiliarse a poblaciones numerosas (35 millones de personas han sido desplazadas por este motivo en los últimos 50 años); transforman de forma radical medios vírgenes y reducen su diversidad biológica; propician una evaporación que podría desempeñar un importante papel en el cambio climático. También son un medio de presión política. Además, l as obras están gangrenadas por las malversaciones.

En China es la hora de los verdugos. Cuatro meses después de la ejecución de Hu Changping, ex vicegobernador de la provincia de Jiangxi, otro barón del régimen acaba de caer: Cheng Kejie, ex vicepresidente de la Asamblea Nacional Popular, ha sido a su vez condenado a muerte por haber recibido 900 millones de pesetas en comisiones mientras fue jefe del Gobierno de la región de Guangxi entre 1992 y 1998. Ante el aumento de la ira popular contra la corrupción, Pekín intensifica la caza de las manzanas podridas del partido.

En este contexto general, la microsociedad de Yichang, sede de la presa de las Tres Gargantas, está claramente señalada con el dedo. Tras disfrutar hasta hace poco de las más altas protecciones, las obras están ahora en el ojo de mira de las brigadas de incorruptibles que el primer ministro Zhu Rongji envía a las provincias."Los desvíos de fondos son muy graves", admite el Diario de Yichang, periódico oficial local. Surgen casos. Se publican cifras. Alrededor de 10.500 millones de pesetas volaron en 1999 del presupuesto para realojar a las poblaciones ribereñas. El dinero fue dilapidado en suntuosos hoteles, coches de lujo, inversiones en Bolsa y demás placeres de la vida. Este tipo de auditoría anual es una novedad introducida por Zhu. A falta de investigaciones anteriores, se puede fácilmente imaginar que desde el inicio de las obras se han desviado cantidades mucho mayores.

Empiezan a caer algunas sanciones. Tras una visita de inspección del primer ministro a finales de 1998, más de un centenar de dirigentes fueron destituidos. Un funcionario del cantón de Fengdú fue condenado a muerte. Varias decenas de líderes más fueron inculpados en toda la zona.

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La revelación de todos estos asuntos debe tener como resultado sanear el clima político-financiero en torno a la presa. Al menos, ése es el objetivo del Gobierno central. Pero quienes viven cerca de las obras siguen mostrándose escépticos, ya que las redes cuasi mafiosas que prosperan a costa de la Tres Gargantas tienen otros ases en la manga o, más bien, en su caja fuerte.

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