Tribuna:DESDE ANTES

Cambio de rumbo

Concluida la guerra civil española y por motivos socioeconómicos derivados de aquella cruel contienda que afectó con gran severidad a mi familia, en el año 1940, a la edad de 16 años, me trasladé a la entonces isla de Fernando Póo, actualmente Bioko, donde unos parientes de mi padre me ofrecieron un modesto empleo de capataz agrícola en una finca ubicada en la región de Basuala. Revive en mi memoria aquella luminosa mañana del 24 de junio de 1940, día de San Juan, cuando por primera vez desde la cubierta del viejo vapor Río Francolí pude contemplar embelesado la bahía de Santa Isabel, a...

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Concluida la guerra civil española y por motivos socioeconómicos derivados de aquella cruel contienda que afectó con gran severidad a mi familia, en el año 1940, a la edad de 16 años, me trasladé a la entonces isla de Fernando Póo, actualmente Bioko, donde unos parientes de mi padre me ofrecieron un modesto empleo de capataz agrícola en una finca ubicada en la región de Basuala. Revive en mi memoria aquella luminosa mañana del 24 de junio de 1940, día de San Juan, cuando por primera vez desde la cubierta del viejo vapor Río Francolí pude contemplar embelesado la bahía de Santa Isabel, actualmente Malabo, encuadrada por las puntas Fernanda y Cristina y al fondo el imponente pico de Santa Isabel asomando, sobre las nubes, su cúspide de 3.000 metros; en sus laderas lucían las tonalidades del verde húmedo de las selvas ecuatoriales y los sienas y grises brillantes de los barrancos de Bonyoma, en los que la niebla matutina se agarraba, perezosa, en los relieves de sus riscos y angosturas. Los recuerdos de juventud son los que perduran en nuestra memoria, especialmente aquellos que emergen como hitos en nuestro devenir, que en mi caso significaron un cambio absoluto de rumbo vital.

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