Los 118 tripulantes del 'Kursk' se enfrentan a la muerte por asfixia

La dramática prueba a la que se enfrenta la tripulación rusa atrapada en el interior del submarino nuclear Kursk evoca una de las principales pesadillas del ser humano: la posibilidad de ser enterrado vivo. Es imposible saber por lo que están pasando los marineros, pero expertos médicos y en submarinos aseguran que su historia puede ser similar a otras vividas en condiciones parecidas. Por ejemplo, la de los astronautas del Apolo XIII, ya que, como ellos, los rusos se hallan encerrados en un fino caparazón en un ambiente hostil.La temperatura dentro del submarino ruso ha caído a ...

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La dramática prueba a la que se enfrenta la tripulación rusa atrapada en el interior del submarino nuclear Kursk evoca una de las principales pesadillas del ser humano: la posibilidad de ser enterrado vivo. Es imposible saber por lo que están pasando los marineros, pero expertos médicos y en submarinos aseguran que su historia puede ser similar a otras vividas en condiciones parecidas. Por ejemplo, la de los astronautas del Apolo XIII, ya que, como ellos, los rusos se hallan encerrados en un fino caparazón en un ambiente hostil.La temperatura dentro del submarino ruso ha caído a 4º C, según funcionarios rusos, y el oxígeno podría agotarse mañana, según algunas fuentes. Con el motor nuclear del submarino apagado, los tripulantes que hayan sobrevivido de los 118 que embarcaron estarán probablemente sentados o tumbados en la oscuridad. Su entrenamiento, según los expertos, les hará moverse y hablar lo menos posible para conservar el aire existente y su propia energía.

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La causa más probable de muerte no es la asfixia por falta de oxígeno, como se cree, sino el envenenamiento a causa del progresivo aumento de dióxido de carbono exhalado por los propios marinos. En el mejor de los casos, esto significaría un rápido desvanecimiento. En el peor, puede llevar a un prolongado jadeo y respiración angustiosa, una sensación de falta de oxígeno. "No será agradable. Es una forma terrible de morir", declara Edward Thalmann, un capitán retirado del cuerpo médico de la Marina de Estados Unidos que ahora trabaja en el Centro de Medicina Hiperbárica y Psicología Ambiental de la Universidad de Duke.

Thalmann y otros expertos afirman que los hombres también están amenazados por el monóxido de carbono si se produjo algún inendio durante el accidente; la hipotermia, debido a que el submarino permanece sin calefacción en las frías aguas del Ártico (en la actualidad la temperatura es de cero grados); el gas de cloro, si el agua del mar llegó a entrar en contacto con las baterías del submarino; y los gases del gasóleo.

En el lado positivo, los funcionarios rusos afirman que el navío se encuentra encallado a unos cien metros de profundidad y no a 140 como se había informado previamente. Es aún demasiado profundo para que los marineros puedan escapar a nado a través de uno de los lanzatorpedos, pero hace algo más fácil el rescate.

El análisis de anteriores accidentes de submarinos muestra que el dióxido de carbono es la principal causa de muerte, según Thalmann. Con cada toma de oxígeno, una persona expulsa un fracción de CO2. "Cuando se muere en esas circunstancias es porque el CO2 aumenta demasiado, no porque baje el oxígeno", explica. Se desconoce además el número de tripulantes que sobrevivió a la explosión e inundación iniciales.

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