LA OFENSIVA DE ETA

El 'caso Telletxea' pone en entredicho la ayuda de Portugal contra ETA

, La reciente negativa de una juez de Sintra a expulsar de Portugal al supuesto etarra José Luis Telletxea, detenido en 1996 cuando trataba de huir a Venezuela, y su fallido proceso de extradición han permitido comprobar, en estos últimos cuatro años, las simpatías de amplios sectores portugueses hacia el independentismo vasco, el lentísimo funcionamiento del sistema judicial luso y la falta de colaboración del Gobierno de Lisboa en la lucha contra ETA. Fuentes diplomáticas españolas han expresado su preocupación por la ausencia de ayuda.

Telletxea ha sido presentado a lo largo de estos...

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, La reciente negativa de una juez de Sintra a expulsar de Portugal al supuesto etarra José Luis Telletxea, detenido en 1996 cuando trataba de huir a Venezuela, y su fallido proceso de extradición han permitido comprobar, en estos últimos cuatro años, las simpatías de amplios sectores portugueses hacia el independentismo vasco, el lentísimo funcionamiento del sistema judicial luso y la falta de colaboración del Gobierno de Lisboa en la lucha contra ETA. Fuentes diplomáticas españolas han expresado su preocupación por la ausencia de ayuda.

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Telletxea ha sido presentado a lo largo de estos años por bastantes medios portugueses como un ciudadano ejemplar, que paga sus impuestos e incluso crea puestos de trabajo en el país vecino. Casi nunca fueron destacadas las acusaciones de la Audiencia Nacional ni el hecho de haber sido detenido con documentación falsa, un hecho ciertamente insólito en un simple y honesto ciudadano.La Audiencia Nacional solicitó su extradición acusándole de pertenecer al aparato de mugas de ETA (paso ilegal de fronteras), ayudar y ocultar a diversos activistas de la organización y trasladar a España, con vehículos de su propiedad, más de 500 kilos de amonal con los que, posteriormente, se cometieron varios atentados terroristas.

La extradición fue rechazada por el Tribunal Supremo portugués al estimar, fundamentalmente, que los cargamentos de explosivos no podrían considerarse "instrumentos dañosos", dado que "el nitrato en cuestión, no acompañado de detonadores, es inofensivo". Siguiendo su línea argumental, la sentencia concluía que "sólo deberá considerar el transporte de material, no especificado, sin que se aprecie la conciencia que el reclamado tenía de dicho transporte".

Los jueces del país vecino se permitieron argumentar que "los recelos de tortura son una realidad", a la vista de pruebas procedentes de la propaganda habitual del entorno etarra.

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El proceso de extradición de Telletxea provocó también sendos manifiestos de apoyo y solidaridad por parte de un grupo de supuestos intelectuales de izquierda, que denunciaron "la violación de los derechos humanos contra los presos vascos por razones políticas" y aseguraron que las acusaciones contra el reclamado "fueron obtenidas mediante torturas".

El mencionado grupo afirmó esta semana que la expulsión de Telletxea constituiría "un atentado contra sus derechos de ciudadanía, que sólo puede ser entendido como una claro acto de cesión ante las presiones de España" y calificaba el juicio de expulsión como resultado de "una manifiesta presión política española".

Los intelectuales explican que el ciudadano vasco reside y trabaja en Portugal "cumpliendo todos los requisitos de la legislación portuguesa y de la Unión Europea". En realidad, se encuentra en situación absolutamente irregular, tras denegársele el asilo político y la residencia, ésta última recurrida fuera de plazo y pendiente de resolución por parte del Ministerio del Interior. De hecho, altos responsables del Servicio de Fronteras y Extranjeros (SEF) no han descartado que, tras esa resolución, Telletxea pueda ser expulsado por vía administrativa.Fuentes diplomáticas españolas han expresado su preocupación por "la sistemática defensa de los derechos de los verdugos, cuando estamos a la espera de que esos intelectuales se dignen a enviar algún comunicado de condena de los salvajes atentados de ETA". Durante estos cuatro años, numerosos medios portugueses, entre ellos algunos de los más prestigiosos, continúan calificando a ETA como "la organización separatista o independentista" y a sus encarcelados como "presos políticos".

Un prestigioso semanario suele informar de los atentados de ETA con una nota breve en sus últimas páginas, mientras publicaba una amplia entrevista, con portada de su revista, al dirigente de Herri Batasuna Jon Idigoras, días después del asesinato de un concejal en el País Vasco. La entrevista en cuestión presentaba a Idigoras con la imagen del abnegado luchador vasco por los derechos de un pueblo que le negaba el Estado represor español. Una televisión trasmitía también una entrevista a supuestos dirigentes de ETA, encapuchados, que se negaron a pasar varias cadenas europeas. La lista de este tipo de gestos sería interminable.

Un refrán portugués dice que "todo lo que va mal en España, interesa a Portugal". En este asunto se han mezclado las simpatías de sectores trasnochados hacia el independentismo vasco no democrático, los sentimientos nacionalistas portugueses y un alto grado de antiespañolismo.

Una periodista de Lisboa que ha seguido el caso Telletxea reconocía que este laberinto es típicamente portugués: "Nadie se atreve a tomar decisiones. Quieren quedar bien con Dios y con el diablo". A su juicio, el caso constituye la "venganza del hermano pequeño, del país pequeño y acomplejado que admira, envidia pero también odia, al mayor. Y para autoafirmarse, de vez en cuando, tiene que meterle el dedo en el ojo". Fuentes españolas siguen esperando que Lisboa tome una decisión.

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