Tribuna:LA EXTRAÑA PAREJA.

Movimientos telúricos

La Ley de Extranjería es, al mismo tiempo que un producto para estimular el apetito de los peces, un efecto llamada para los tiburones

Me insisten del periódico en que procure escribir sobre la realidad, pero aquí no hay más realidad que la que arde: 11.000 hectáreas de masa forestal desde que comenzara agosto, en el caso de que haya comenzado realmente, pues suceden cosas y declaraciones dignas de octubre. El calor de la masa forestal que arde, como arde el mar en los libros de los poetas, lo vuelve todo metafísica, espejismo, hipótesis. No nos reconocemos en la realidad como Mayor Oreja no se reconoce en su versión francesa. ¿Dije yo eso? ¿Dije yo que basta ya de buenos sentimientos pas toujours suivis d'effets?¿Alzh...

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Me insisten del periódico en que procure escribir sobre la realidad, pero aquí no hay más realidad que la que arde: 11.000 hectáreas de masa forestal desde que comenzara agosto, en el caso de que haya comenzado realmente, pues suceden cosas y declaraciones dignas de octubre. El calor de la masa forestal que arde, como arde el mar en los libros de los poetas, lo vuelve todo metafísica, espejismo, hipótesis. No nos reconocemos en la realidad como Mayor Oreja no se reconoce en su versión francesa. ¿Dije yo eso? ¿Dije yo que basta ya de buenos sentimientos pas toujours suivis d'effets?¿Alzheimer? Dicen los expertos que se combate haciendo ejercicios de memoria. Quizá por eso los militares chilenos intentan recordar las sustancias que inyectaban a los torturados para estimular el apetito de los peces y que fuera metafísicamente imposible (¿quién ha dicho algo sobre los imposibles metafísicos recientemente?) acusarles de esas muertes que ahora utilizan a modo de ejercicio nemotécnico. Ardía el mar con el hervidero de peces que se disputaban los ojos de los torturados. Me entero, por una entrevista de Juan Cruz a Pepe Hierro, que el autor del Libro de las alucinaciones se llama Real de segundo apellido, y anoto aquí la paradoja para que me salga todo más innegable. ¿Pero quién dijo que era metafísicamente imposible reconocer un derecho a un ilegal?

No me acuerdo. Recuerdo el título de Hierro, y el de Gimferrer, porque son publicaciones antiguas, pero se me olvidan, como en el Alzheimer, las cosas más recientes. Ahora mismo no sé si Mayor Oreja hizo las declaraciones sobre los buenos sentimientos para Le Monde o para Las noticias del guiñol del Canal + francés. En cualquier caso, Oreja ha roto con su muñeco español -prudencia, templanza, monotonía, contingencia- como quien se arranca el alma, o como quien se extirpa un siamés para que sobreviva el otro. Mayor Oreja se ha extirpado el siamés bueno -paciencia, serenidad, lirismo, contención, cautela-, y libre ya de las ataduras morales de ese pesado ha dicho que basta ya de buenos sentimientos pas toujours suivis d'effets. ¿Pas toujours significa nunca o no siempre? Lo olvida uno todo por no ejercitar la memoria como los militares chilenos, que se mantienen en forma recordando los orificios por donde violaban a los violados.

El caso es que Mayor Oreja dijo que basta ya de buenos sentimientos dando por hecho una falacia: que vivimos en un mundo de buenos sentimientos, cuando la realidad está llena de militares chilenos. Por si fuera poco, utilizó a modo de excusa el miedo a que aparezca entre nosotros, como entre los franceses, un Frente Nacional, es decir, un partido de extrema derecha que le dé por arrojar a la gente al mar. Pero nosotros no necesitamos arrojar a nadie porque los desaparecidos nos vienen arrojados ya. En algunas playas tienes que ir sorteando los cadáveres de los inmigrantes para poder darte un baño como Dios manda. Y sin ayuda de ningún Frente Nacional. El problema es que los inmigrantes no vienen: crecen. Los produce el hambre, el miedo o la memoria como los movimientos telúricos producen convulsiones. Controlar los movimientos telúricos con leyes es una locura. La Ley de Extranjería es, al mismo tiempo que una sustancia para estimular el apetito de los peces, un efecto llamada para los tiburones. Arde el mar. La realidad alucina. Agosto se parece a octubre.

Cordura, sensatez, discernimiento, juicio. Mayor Oreja lleva mucho tiempo de ministro del Interior y ha tenido ocasiones sin fin para cabrearse en castellano. Pero ha ido a cabrearse en francés, y por el asunto de los inmigrantes, ya ves tú, matando con alevosía a lo mejor de sí mismo, que era la réplica de látex de Las Noticias... del Canal+ español. La sombra de su hermano siamés le perseguirá donde vaya.

-Jaime, Jaime, ¿qué has hecho con tu hermano?

-Lo maté, Señor, para que no fundara un partido de extrema derecha.

Un disparate, como lo de comerse a los caníbales. Pero ahí está. Ahora hemos de procurar hacer ejercicios para no perder del todo la memoria. Personalmente, todavía soy capaz de articular algunas frases en francés: Et maintenant, que vais je faire. Y en latín: Homo lupus homini.Los inmigrantes

Los produce el hambre, el miedo o la memoria

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