Joaquín Martínez recibe por primera vez sin cadenas la visita de su familia

Aunque sigue en la cárcel, Joaquín José Martínez ha comenzado una nueva vida. Por primera vez en un año pudo ver ayer a una de sus hijas, por primera vez no lleva cadenas y por primera vez se plantea la posibilidad de un futuro en libertad. "Salir del corredor de la muerte y entrar en esta prisión tan limpia le parece una maravilla" dijo ayer en Miami su padre, Joaquín Martínez, después de visitarlo en el centro penitenciario Orient Road en Tampa (Florida) a donde fue trasladado el sábado desde la prisión de máxima seguridad de Raiford. Martínez espera el nuevo juicio que le ha concedido el Tr...

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Aunque sigue en la cárcel, Joaquín José Martínez ha comenzado una nueva vida. Por primera vez en un año pudo ver ayer a una de sus hijas, por primera vez no lleva cadenas y por primera vez se plantea la posibilidad de un futuro en libertad. "Salir del corredor de la muerte y entrar en esta prisión tan limpia le parece una maravilla" dijo ayer en Miami su padre, Joaquín Martínez, después de visitarlo en el centro penitenciario Orient Road en Tampa (Florida) a donde fue trasladado el sábado desde la prisión de máxima seguridad de Raiford. Martínez espera el nuevo juicio que le ha concedido el Tribunal Supremo de Florida tras anular en junio su condena a muerte. El martes deberá comparecer ante el juez J. Rogers Padgett, el mismo que instruyó su primera causa, que previsiblemente señalará fecha para el nuevo proceso. Las posibilidades de que salga en libertad provisional hasta la celebración del nuevo juicio son prácticamente inexistentes. En la historia penal del Estado de Florida no hay ningún precedente en casos criminales como el de Martínez, que en 1997 fue condenado por un doble asesinato. La familia es consciente, pero mantiene las esperanzas. "Sabemos que sería un milagro", señalaba su padre. Una segunda opción, también de ínfimas probabilidades, es la libertad vigilada electrónicamente en un centro especial en el que pudiera trabajar. Pero de momento se conforma, dicen sus padres, con haberle ganado la batalla a la silla eléctrica y haber mejorado enormemente su calidad de vida como recluso. A diferencia de las deplorables condiciones del corredor de la muerte en las prisiones de Starke y Raiford, dondé pasó 1.144 días, en el centro penitenciario Orient Road tiene aire acondicionado, una celda individual con televisión, tres horas diarias de recreo, comida aceptable, un régimen de visitas con pocas restricciones y no le censuran la correspondencia. En su nueva vida, Martínez se ha matriculado en Ciencias Políticas en la UNED (Universidad Nacional de Educación a Distancia de España) y ha comenzado a planificar su futuro profesional. Según sus padres, si sale de la cárcel piensa fundar una ONG para luchar por los derechos de los inocentes condenados en todo el mundo.

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