Putin aprovecha una 'purga' para impulsar la reforma militar

Las destituciones de un grupo de generales, hechas públicas el lunes, demuestran que el presidente ruso Vladímir Putin está decidido a impulsar la reforma de las Fuerzas Armadas, preparada en tiempos de su antecesor, Borís Yeltsin. De los seis generales destituidos por Putin en la mayor purga interna realizada desde julio de 1996 -tras la destitución de Pável Grachov como ministro de Defensa, fueron destituidos siete altos oficiales que le apoyaban-, el más importante es Anatoli Sitnov, jefe de Armamento, que durante años determinaba lo que compraba el Ejército.Desde el año pasado, con la intr...

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Vuelta a lo clásico

Las destituciones de un grupo de generales, hechas públicas el lunes, demuestran que el presidente ruso Vladímir Putin está decidido a impulsar la reforma de las Fuerzas Armadas, preparada en tiempos de su antecesor, Borís Yeltsin. De los seis generales destituidos por Putin en la mayor purga interna realizada desde julio de 1996 -tras la destitución de Pável Grachov como ministro de Defensa, fueron destituidos siete altos oficiales que le apoyaban-, el más importante es Anatoli Sitnov, jefe de Armamento, que durante años determinaba lo que compraba el Ejército.Desde el año pasado, con la introducción del puesto de viceprimer ministro encargado del complejo de la industria militar, a Sitnov le surgió un rival en la persona de Iliá Klebánov, nombrado para el cargo, con el que se enfrentó. Además, cometió el error de apoyar a Serguéyev y criticar las proposiciones de reforma del Estado Mayor General. De los otros cinco generales, cuatro eran aliados de Serguéyev. Ahora, muchos observadores piensan que Serguéyev tiene los días contados, más aún cuando hace ya dos años que cumplió los 60, edad máxima de servicio en las Fuerzas Armadas rusas, que sólo puede ser ampliada anualmente por decretos presidenciales, como se ha hecho.

Paralelamente a la disminución de los efectivos -de los actuales 1.200.000 a 900.000-, los estrategas de la reforma han apostado por dejar sólo tres ramas en las Fuerzas Armadas, en lugar de las cuatro que existen ahora, planes que se han topado con una feroz resistencia, encabezada nada menos que por el ministro de Defensa, Ígor Serguéyev. Pero todo indica que éste tiene perdida la batalla.

El Estado Mayor General, encabezado por el ambicioso general Anatoli Kvashnín, desea volver a lo clásico: un Ejército de Tierra, una Fuerza Aérea y una Armada. Actualmente, además de estas tres ramas, existe de forma independiente las Fuerzas Estratégicas, que no desaparecerán, sino que seguirán existiendo como un departamento especial subordinado a la Fuerza Aérea.El mariscal Serguéyev, antes de ser ministro de Defensa, era comandante en jefe de las Fuerzas Estratégicas, en las que sirvió desde el comienzo de su carrera militar, lo que explica su oposición a que éstas desaparezcan como rama independiente. La subordinación a otra rama no sólo significa que se elimina el cargo de comandante en jefe (queda el de comandante a secas), sino que habrá una redistribución de los medios -siempre escasos en Rusia- asignados a las Fuerzas Armadas. Hasta ahora, la parte de león se la llevaban las Fuerzas Estratégicas, relegando a las otras a un segundo plano. Klebánov señaló hace unos días que las fuerzas convencionales habían estado injustamente mal financiadas últimamente, declaración que de inmediato fue interpretada como un apoyo a los planes de reforma del Estado Mayor General.

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