Tribuna:PLAN HIDROLÓGICO NACIONAL

Andalucía también existe

Hace unos días, el Gobierno Central aprobó el anteproyecto de Plan Hidrológico Nacional en Consejo de Ministros. Tal y como han declarado en repetidas ocasiones distintas fuentes del Ministerio de Medio Ambiente, la elaboración de este anteproyecto de Plan Hidrológico Nacional ha tomado como documentos base el Libro Blanco del Agua y el Plan Nacional de Regadíos y, en palabras del ministro Matas, planteará "por un lado, soluciones de regulación que necesitan algunas cuencas y, por otro, un mecanismo de trasvases de aguas, de norte a sur, de zonas con excedentes estructurales a zonas con défici...

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Hace unos días, el Gobierno Central aprobó el anteproyecto de Plan Hidrológico Nacional en Consejo de Ministros. Tal y como han declarado en repetidas ocasiones distintas fuentes del Ministerio de Medio Ambiente, la elaboración de este anteproyecto de Plan Hidrológico Nacional ha tomado como documentos base el Libro Blanco del Agua y el Plan Nacional de Regadíos y, en palabras del ministro Matas, planteará "por un lado, soluciones de regulación que necesitan algunas cuencas y, por otro, un mecanismo de trasvases de aguas, de norte a sur, de zonas con excedentes estructurales a zonas con déficits estructurales".De estas declaraciones del titular de Medio Ambiente surgen una serie de dudas que, para todos los andaluces, resultan de vital importancia. El Libro Blanco del Agua, que junto con el Plan Nacional de Regadíos serán los documentos base del definitivo Plan Hidrológico Nacional, ¿reflejan las necesidades de Andalucía?.

Cuando el Ministerio de Medio Ambiente presentó el borrador del Libro Blanco del Agua, desde la Plataforma del Guadalquivir se presentaron alegaciones a este documento. Este estudio del departamento medioambiental contiene planteamientos que chocan con la situación hídrica real que padece la Cuenca del Guadalquivir y que está recogida en el Plan Hidrológico de Cuenca, en el Plan Director de Infraestructuras de Andalucía y en el Acuerdo Andaluz por el Agua. En estos tres últimos documentos sí se reflejan con nitidez las necesidades hídricas de Andalucía.

Por lo tanto, si las conclusiones del Libro Blanco son contrapuestas a las que se reflejan en varios documentos sobre la situación hídrica andaluza, ¿significa ésto que el Libro Blanco no se ha sometido a un profundo debate entre los agentes institucionales, económicos y sociales del país? ¿Adónde han ido a parar las numerosas alegaciones que recibió el documento? ¿Cuál es el texto definitivo del Libro Blanco sobre el que se ha elaborado el anteproyecto de PHN?.

Y el Plan Nacional de Regadíos, que como se ha dicho será el otro documento que sirva de base al PHN, ¿plasma las necesidades reales de modernización de riegos en nuestra Comunidad? Los avances de este estudio confirman que Andalucía queda relegada en inversiones, ya que otras Comunidades Autónomas con menos hectáreas en regadío reciben más inversión para mejorar su superficie regable. Concretamente, nuestra región recibe 157.000 pesetas por hectárea de regadío para mejora y modernización mientras que la media en España se sitúa en 222.600 pesetas por hectárea.

El citado Libro Blanco parte de la premisa de considerar a cada cuenca en el máximo de utilización de sus recursos disponibles. En el caso del Guadalquivir, se considera a esta cuenca como una zona que padece déficits coyunturales de agua, es decir, que si se aprovechan al máximo los recursos propios, el déficit sólo aparecerá en contadas ocasiones. Ante esta afirmación, es necesario recordar que la cuenca del Guadalquivir se encuentra ya al límite de su explotación y que, por lo tanto, es imprescindible aplicar otras políticas complementarias al aumento de la regulación.

La solución definitiva pasa también, sin duda, por un compromiso presupuestario para la mejora y modernización de los regadíos y para una correcta ejecución de una política clara de trasvases que reequilibre y cohesione el territorio nacional.

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En contra de lo que afirma el Libro Blanco, ¿cómo puede catalogarse de coyuntural un déficit anual permanente de 500 hectómetros cúbicos en una cuenca, la del Guadalquivir, al límite de sus posibilidades de regulación interna, con una agricultura de regadío que padece restricciones habituales y una población en aumento que, por lo tanto, incrementará su consumo de agua?.

¿Qué dice hasta el momento el Libro Blanco sobre los trasvases? Que sólo es necesario realizar una obra de este tipo para aliviar el déficit hídrico de la zona del Segura. Así pues, hasta el momento, el anteproyecto de PHN ha recogido las deficiencias que contempla el Libro Blanco.

Pero, además del déficit estructural que existe en la cuenca del Guadalquivir, un simple análisis de sentido común nos conduce a conclusiones bastante dispares respecto a las que el Libro Blanco del Agua y el anteproyecto de PHN hacen sobre Andalucía. ¿No fueron suficientes el medio billón de pesetas de pérdidas y los 23 millones de jornales malogrados por la sequía 92-95 para comprobar que el mal endémico de nuestra tierra es la falta de agua?, ¿no volvió a saltar la alarma por el bajo nivel de agua embalsada con sólo quince meses sin llover?, ¿resulta poco importante que muchos lugares de Andalucía volvieran a barajar la posibilidad de restricciones de agua para el consumo humano? ¿Acaso tenemos que retomar los camiones cisterna para evidenciar la sed de Andalucía?, o lo que es peor, ¿pretendemos convertir el vergel andaluz en un desierto?.

Estas preguntas, de sentido común, son las que asaltan los argumentos del Libro Blanco del Agua y del Plan Nacional de Regadíos y dejan en el aire la exhaustividad del anteproyecto de Plan Hidrológico Nacional. Lo único cierto, después de esta reflexión, es que la aprobación definitiva del Plan Hidrológico Nacional tiene que ir acompañada de una revisión de los planteamientos que hacen el Libro Blanco del Agua y el Plan Nacional de Regadíos sobre Andalucía. En la "amplia negociación y diálogo" que Jaume Matas asegura que tendrá "especialmente con autonomías y usuarios" para redactar la Ley del PHN deben reconocerse las necesidades de Andalucía.

Una Ley de Plan Hidrológico Nacional que no contemple los trasvases que necesita Andalucía y, por lo tanto, olvide el futuro de siete millones y medio de andaluces, nace muerta y deslegitimada desde el principio. Nuestra Comunidad Autónoma tiene que ver reflejado su déficit estructural en el futuro PHN y el agua debe llegar desde el Norte de España en un sincero ejercicio de solidaridad entre las regiones del país tal y como lo promulga nuestra Constitución (artículo 2).

En la Plataforma del Guadalquivir estimamos que ni el Libro Blanco del Agua, ni el Plan Nacional de Regadíos, ni el anteproyecto de PHN recogen con rigor científico las necesidades hídricas de Andalucía. Si el definitivo PHN toma estos documentos para confeccionar el futuro del agua en nuestra región, el problema de la falta de agua persistirá durante los próximos 25 años en Andalucía, lo que provocará un notable retraso económico y social de nuestra Comunidad.

Antonio Torres García es coordinador de la Plataforma del Guadalquivir.

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