Álvarez-Cascos: "Muchas gracias por todo, Rafa"

El ministro de Fomento, Francisco Álvarez-Cascos, organizó un despliegue operístico para que nadie se quedara sin presenciar la colocación de la primera piedra de la nueva terminal: en medio de una explanada gigantesca tostada por un sol sahariano, se instaló una tarima de metal para que fotográfos y cámaras de televisión ocuparan posiciones frente a una grúa, una ambulancia y una enigmática caja metálica. No había otra maldita cosa en dos kilómetros a la redonda. En un autobús llegaron a la planicie los periodistas y otros tres cargaron los batallones de altos cargos, constructores, ingeniero...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

El ministro de Fomento, Francisco Álvarez-Cascos, organizó un despliegue operístico para que nadie se quedara sin presenciar la colocación de la primera piedra de la nueva terminal: en medio de una explanada gigantesca tostada por un sol sahariano, se instaló una tarima de metal para que fotográfos y cámaras de televisión ocuparan posiciones frente a una grúa, una ambulancia y una enigmática caja metálica. No había otra maldita cosa en dos kilómetros a la redonda. En un autobús llegaron a la planicie los periodistas y otros tres cargaron los batallones de altos cargos, constructores, ingenieros, contratistas y técnicos. El actual ministro y el anterior, Rafael Arias-Salgado, prefirieron aparecer en unos todoterrenos. En la misteriosa caja metálica se introdujeron los periódicos del día y una réplica informática de los planos del Gran Barajas. Luego, el operario de la grúa se encargó de introducir la caja misma en un agujero de la esplanada. Terminado esto, que duró cinco minutos, la comitiva (autobuses, ambulancia y todoterrenos) se desplazó a una carpa instalada en otro lugar de ese desierto. Ahí había de todo: azafatas, alfombra roja, coca-colas, pantalla de televisión, aire acondicionado y una impresionante maqueta del Gran Barajas. Alguien dijo al entrar: "Como todas las piedras cuesten como la primera, esto va a salir por una pasta".

Más información

Allí, el ministro, tras su discurso, agradeció campechanamente a Arias-Salgado su labor previa: "Gracias por todo, Rafa", le dijo.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Sobre la firma

Archivado En