Nos faltan miles de emigrantes

Al margen de cómo quede definitivamente la reforma de la Ley de Extranjería y por más que espese su malla, el País Valenciano va a necesitar mano de obra abundante y ésta no puede proceder más que del cupo migratorio. Por desgracia no se reclaman especialistas altamente cualificados, pues estos, teniéndolos, han de buscarse la vida por otros lares. Pero la agricultura, el turismo, la cerámica, la construcción y algunos otros sectores de ocupación intensiva están pidiendo a gritos que se abra la mano. Los citricultores ya han manifestado que peligra la recogida de la cosecha y los hosteleros se...

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Al margen de cómo quede definitivamente la reforma de la Ley de Extranjería y por más que espese su malla, el País Valenciano va a necesitar mano de obra abundante y ésta no puede proceder más que del cupo migratorio. Por desgracia no se reclaman especialistas altamente cualificados, pues estos, teniéndolos, han de buscarse la vida por otros lares. Pero la agricultura, el turismo, la cerámica, la construcción y algunos otros sectores de ocupación intensiva están pidiendo a gritos que se abra la mano. Los citricultores ya han manifestado que peligra la recogida de la cosecha y los hosteleros se disputan el personal. Los azulejeros no se conforman con menos de 4.000 nuevos trabajadores para mantener el ritmo de producción y en el Vinalopó se oye una oración similar. Quiere esto decir que por más cautelas que se adopten, los trabajadores acabarán viniendo, y bien haría la Generalitat por ayudar a entreabrir esa puerta. Y no solo eso, sino también a prevenir las condiciones en que serán acogidos. La geografía y el palmarés de los abusos laborales es abundante y sobradamente conocido como para reproducirlo aquí. Atentos a su llegada.

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