Un empresario arruinado retiene durante hora y media al jefe de una oficina de Hacienda

Un empresario arruinado, al que hace unos días le había sido anunciado el embargo de todos sus bienes, irrumpió a mediodía de ayer en la oficina número 19 de la Agencia Tributaria del distrito de Carabachel. P. M. G., de 57 años, retuvo durante hora y media al jefe de la oficina bajo la amenaza de hacer estallar un maletín repleto de explosivos. Pero la policía logró reducirle de forma incruenta. El hombre mantenía un expediente abierto por Hacienda por el impago de una cantidad no especificada. El empresario es dueño de un almacén.

El industrial mantenía desde hace varios años un exped...

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Un empresario arruinado, al que hace unos días le había sido anunciado el embargo de todos sus bienes, irrumpió a mediodía de ayer en la oficina número 19 de la Agencia Tributaria del distrito de Carabachel. P. M. G., de 57 años, retuvo durante hora y media al jefe de la oficina bajo la amenaza de hacer estallar un maletín repleto de explosivos. Pero la policía logró reducirle de forma incruenta. El hombre mantenía un expediente abierto por Hacienda por el impago de una cantidad no especificada. El empresario es dueño de un almacén.

El industrial mantenía desde hace varios años un expediente abierto en la oficina numero 19 que la Agencia Tributaria posee en la calle de Aguacate, número 27, en el distrito de Carabanchel. Hasta hace unos días, P.M.G. había conseguido aplazar el pago de un importante débito a la Agencia, pero como explicó el gerente del organismo, Ignacio Ruiz-Jarabo, hay momentos en los que "se deben aplicar recursos porque todo tiene un límite". Ese límite, para P. M.G ya había llegado. La oficina le había enviado hacia pocos días una carta en la que se le comunicaba la orden de embargo de todos sus bienes por el impago de una cantidad que no ha trascendido.Agobiado por su situación económica, no se lo pensó dos veces. Ayer, a las 12.30 entró en la oficina tributaria y se encaminó directamente hacia el despacho del jefe. Una vez dentro, amenazó al funcionario con hacer explosionar un maletín de mano.

El individuo pretendía mantener una entrevista con dos periodistas famosos -José María García y Pedro J. Ramírez- para que la Cope y El Mundo se hicieran eco de su grave situación económica. De no conseguir la entrevista solicitada, amenazó con hacer estallar el maletín.

Fuera del despacho, en la sala donde se atiende a los ciudanos, los compañeros del funcionario se percataron de las voces y amenazas que procedían del interior del despacho del recaudador y avisaron a la policía. Hasta el lugar de los hechos se desplazaron miembros de la Unidad de Intervención Policial, Agentes de la Policia Judicial y de la Policía Municipal. Después de acordonar la calle y cerrarla al tráfico, los agentes procedieron a evacuar de la planta baja del edificio a las numerosas personas que esperaban para ser atendidas y a unos 70 empleados.

Más tarde, entró en la oficina un policía, especialista en negociaciones con secuestradores y logró convencer al secuestrador para que hablara con él. Durante la breve conversación, el policía comprobó que el maletín no tenía detonador ni ningún otro elemento que hiciera pensar que contenía explosivos. El agente se apoderó del maletín y avisó subrepticiamente a otros compañeros para que irrumpieran en la oficina y redujeran al empresario.

En el maletín donde afirmaba que había explosivos, sólo se encontró algodón. El hombre abandonó la oficina con el rostro cubierto y anoche se encontraba detenido en las dependencias de la Brigada de Policía Judicial de Madrid. Un testigo aseguró que cuando sucedió el incidente la oficina "estaba repleta de gente".

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Hasta la oficina se personó el gerente de la Agencia Tributaria, Ignacio Ruiz-Jarabo, quien señaló que el contribuyente "había perdido los nervios" y señaló que su caso "venía desde hace tiempo" ya que se le habían dado varios plazos. Ruiz-Jarabo calificó el incidente como un "caso desgraciado". El ministro de Hacienda, Cristobal Montoro, telefoneó al recaudador para interesarse por su estado.

"No le vi nervioso"

El negociador, un agente del Cuerpo Nacional de Policía especializado en situaciones límite, habló primero por teléfono con el desesperado secuestrador, un hombre de barba canosa, traje gris y camisa negra. La conversación no duró más de un minuto.El policía acordó que iba a entrar en la oficina para atender sus demandas. Al instante, accedió al interior y habló cara a cara con el empresario sobre el que pesa un embargo. "En el cara a cara, me fijé sobre todo en el maletín, comprobé que no tenía explosivo, que era un simulacro, y, además, que no había dispositivo para manejarlo a distancia. Luego cogí el maletín aprovechando que el funcionario retenido iba al baño y avisé en clave al jefe del dispositivo para que entrarán en el despacho donde estaba el secuestrador. Le detuvieron sin resistencia", relató el agente.

"Nada más entrar en las dependencias vi que estaba demasiado tranquilo. No le vi nervioso lo que me hizo dudar de que de verdad tuviera explosivos".

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