Luto y dolor entre los drusos de los altos del Golán

Las tiendas cerraron y las banderas negras ondearon ayer en los tejados cuando la muerte de Hafez el Asad extendió el dolor en los pueblos árabes de los altos del Golán, ocupados por Israel. Miles de personas se vistieron de luto y enarbolaron carteles con la imagen de Asad, con flores cosidas, en las calles de Majd al-Shams, el mayor pueblo druso árabe de estos territorios que se encuentran en el centro de los esfuerzos de paz entre Siria e Israel, ahora estancados.La lealtad al líder sirio era manifestada por numerosos drusos. "Sólo estoy aquí en cuerpo. Mi corazón está en Siria", decía Zahi...

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Las tiendas cerraron y las banderas negras ondearon ayer en los tejados cuando la muerte de Hafez el Asad extendió el dolor en los pueblos árabes de los altos del Golán, ocupados por Israel. Miles de personas se vistieron de luto y enarbolaron carteles con la imagen de Asad, con flores cosidas, en las calles de Majd al-Shams, el mayor pueblo druso árabe de estos territorios que se encuentran en el centro de los esfuerzos de paz entre Siria e Israel, ahora estancados.La lealtad al líder sirio era manifestada por numerosos drusos. "Sólo estoy aquí en cuerpo. Mi corazón está en Siria", decía Zahia Ayoub, vestida de negro, mientras mecía a su hijo de dos años. Numerosos drusos -una minoría islámica dispersa entre Israel, Siria y Líbano-, y árabes israelíes del Golán tienen sus ancestros en Siria o han sido separados de sus parientes cuando Israel ocupó y se anexionó los altos, en 1967. Las mujeres iban de luto, se asomaban en los balcones que rodean la plaza central, adornados con banderas sirias y ramos de flores, mientras los oradores subían al escenario para leer poesías o telegramas de condolencia. Los nombres de las tiendas estaban cubiertos, y las escuelas, cerradas.

"Aquí, en esta tierrra siria, árabe, ocupada, nada más que la tristeza está entre nosotros", decía un orador, vestido con el gorro blanco y los pantalones negros típicos de los drusos. Un grupo de drusos podrá atravesar mañana la verja fronteriza para asistir a los funerales del presidente sirio, Hafez el Asad. Ayer, en un ambiente marcado por las flores y las lágrimas, no había dudas sobre la lealtad de los habitantes del Golán. "Con mi sangre y con mi alma defenderé mi pueblo", decía una obrera de 24 años de una fábrica, mientras abrazaba un retrato de Asad. "Yo soy originalmente siria, y seguiré siéndolo".

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