Tribuna:

Bilbao Camp

ENRIQUE MOCHALES

Tengo entre las manos un catálogo de microminiaturas de Toledo. Según el catálogo, el museo reúne la más sorprendente colección de microminiaturas, caracterizadas por su calidad artística y la extrema dificultad de su realización. Podrán ustedes admirar:

-El cuadro del entierro del Conde de Orgaz, pintado en un grano de arroz.

-La estatua de la Libertad, modelada dentro del ojo de una aguja.

-El retrato de Marilyn Monroe, realizado en la sección de un cabello.

-El Alcázar y la catedral de Toledo, construidas sobre un mismo grano de arena.
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ENRIQUE MOCHALES

Tengo entre las manos un catálogo de microminiaturas de Toledo. Según el catálogo, el museo reúne la más sorprendente colección de microminiaturas, caracterizadas por su calidad artística y la extrema dificultad de su realización. Podrán ustedes admirar:

-El cuadro del entierro del Conde de Orgaz, pintado en un grano de arroz.

-La estatua de la Libertad, modelada dentro del ojo de una aguja.

-El retrato de Marilyn Monroe, realizado en la sección de un cabello.

-El Alcázar y la catedral de Toledo, construidas sobre un mismo grano de arena.

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-Pulga vestida de torero, poniendo un par de banderillas al toro.

-Un camello pasando por el ojo de una aguja.

Al leer esto uno se queda con las ganas. ¿Y el Museo Guggenheim construido sobre una viruta de acero? ¿Y el palacio Euskalduna esculpido en una mota de polvo? ¡Nos falla la promoción, caballeros! ¿Qué diría Don Diego si se enterase de que no le sacamos el mayor partido a nuestra, su, ciudad ? ¿Para cuándo una degustación de la maqueta del Ayuntamiento hecha de chocolate? ¿Para cuándo una basílica de Begoña construida a base de humildes palillos? ¿Para cuándo un Mercado de la Ribera gigante de mazapán? ¿Para cuándo el equipo del Athletic en figuritas de Lladró?

Son miles las variantes, y todas muy atractivas, las que propongo para el disfrute de la población y nuestro avance como gran potencia de los servicios serviciales. Eso es lo que se pretende: vender la idea bien envuelta como un chupa-chups. Sin embargo, quedan aún muchas formas de celebrar el 700 aniversario de la villa, haciendo que ésta se transforme en cualquier cosa: el sueño de una noche de verano, miniatura imposible, golosina para los niños, glamuroso escaparate económico o gran teatro viviente. Siguiendo con la estrategia de mitificación progresiva de la urbe, se contemplan ideas absurdas como vender gargantillas de plata cuyos eslabones sean tranvías, y ya las nuevas postales que reflejan nuestra grandeza versallesca muestran una ría que, misteriosamente, tiende al azul, como el falso Danubio del vals. Se diría que ésta es la época de los Médicis, y todo está perfectamente calculado para que eso parezca durante el aniversario de la villa. Los grandes fastos no carecerán de grandes fuegos fatuos.

Bilbao, la gran meretriz de los servicios, se acicala coqueta y llena de donaire, moderna ella, para celebrar que hace un tiempo Don Diego López de Haro hincase la rodilla en la tierra para hacer noche en este mismo lugar. Cuando estaba a punto de conciliar el sueño, tal vez a ese hombre le salió un balbuceo somnoliento de lo más profundo del pecho: "Gug-gug-gug-guggenheim". Y a partir de eso construyó la ciudad mientras soñaba.

De esta forma tan sencilla se forjan los mitos. Suelen tener siempre un trasfondo educativo. ¿Existe acaso un Bilbao pedagógico que enseñe a la gente lo que significaría vivir en paz y prosperidad? ¿Es acaso esta ciudad un inmenso anzuelo para que nos creamos que algo ha cambiado en el País Vasco? ¿Se trata tan solo de un espejismo, como ocurriría con un falso oasis?

Bilbao se ha pintado y se ha puesto guapa para asistir a su homenaje. Se ha vestido de bombillas de colores y toca su cielo con una cabellera luminosa de fuegos artificiales. ¿Será verdad tanta belleza ? Ni siquiera Don Diego López de Haro, cuando desmontó de su caballo y puso pie a tierra, podía imaginarse que este terruño iba a convertirse en lo que es ahora. De otro modo, en lugar de llamarla Bilbao, tal vez la hubiese llamado: "Gug-gug-gug-guggenheim".

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