Evadirse con hilos

Once reclusas de etnia gitana de la prisión de Alcalá de Guadaira (Sevilla) emulan a las modelos por un día

Pilar García le discutiría al mismo Oscar Wilde uno de sus célebres sarcasmos: lo peor de los sueños es cuando se hacen realidad. Cuando ayer, en la prisión de mujeres de Alcalá de Guadaira (Sevilla), los contoneos de Pilar García, embutida en un traje de novia, levantaron aclamaciones de admiración pensó que el suyo se había ido materializado en el lugar más inesperado: "Mi sueño de niña era ser modelo; y hoy lo he cumplido".Aquella pequeña jerezana no se hizo modelo. Tuvo dos hijos de 14 y 3 años. Y, como dicen eufemísticamente en prisión "por circunstancias de la vida", acabó penando un del...

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Pilar García le discutiría al mismo Oscar Wilde uno de sus célebres sarcasmos: lo peor de los sueños es cuando se hacen realidad. Cuando ayer, en la prisión de mujeres de Alcalá de Guadaira (Sevilla), los contoneos de Pilar García, embutida en un traje de novia, levantaron aclamaciones de admiración pensó que el suyo se había ido materializado en el lugar más inesperado: "Mi sueño de niña era ser modelo; y hoy lo he cumplido".Aquella pequeña jerezana no se hizo modelo. Tuvo dos hijos de 14 y 3 años. Y, como dicen eufemísticamente en prisión "por circunstancias de la vida", acabó penando un delito. Lo hará hasta el 2004. Una eternidad, para alguien que está dentro. Pero a Pilar se le olvidó ayer durante varias horas, cuando se convirtió en la reina de la pasarela, organizada para clausurar los programas que desarrolla la Unión Romaní con las presas de etnia gitana, casi el 25% de las 145 internas de Alcalá de Guadaira. Ni lo había imaginado Pilar ni su madre, María Peñalosa Gutiérrez, que ha acabado cumpliendo condena en la misma cárcel que su hija. Circunstancias de la vida.

María, que entre tantas cosas malas ya ha enterrado a dos de sus 10 hijos, también olvidó ayer los muros para corear a su estrella: "Estoy muy orgullosa de ella". A Pilar le gustaría casarse con el traje que lució ayer y que arrancó tantas ovaciones que sus compañeras de destino acabaron abandonando las sillas para formarle un pasillo mientras ella bailaba con esa gracia que es tan genética como el color de los ojos.

Sólo con verlas, a la tita Victoria le compensaron dos meses de costura a destajo. En ese tiempo, Victoria Borja se ha afanado en su casa de las 3000 Viviendas para preparar, entre encargo y encargo, medio centenar de trajes para las reclusas de Alcalá de Guadaira. "Las ves tan oprimidas y necesitadas de afecto.. por circunstancias de la vida que pasan y la gente se desgracia un poquillo".

La tita, como le dicen las internas, desborda humanidad. Y gracia con la aguja y el dedal, a la vista de los trajes de la colección Romi (Mujer, en caló) Andaluza que lucieron ayer 11 modelos. "No hay corazón sin pasión, ni pasión sin corazón", decía desde el escenario la presentadora Débora. María José y Loli, las dos primeras en abrir la pasarela, lo suscribieron hasta el extremo de tener que bregar con las lágrimas, que eran mitad nerviosismo, mitad emoción. Da igual que se conozcan de sobra, tanto las reclusas del público como las top-model de ocasión lo festejaron como una vivencia excepcional. Igual que Rocío Martín, ex miss España, que jamás había cruzado las rejas de una prisión: "La privación de libertad es lo peor que le puede pasar a un ser humano. Son personas que están intentando rehabilitarse y que lo tendrán difícil cuando salgan".

Martín accedió sin dudar a la invitación de Unión Romaní para copresentar el desfile como una forma de comprometerse: "Seguimos teniendo un montón de prejuicios, la tolerancia es algo que no ejercemos mucho". Hay excepciones, como Victoria Borja o Pilar Castillo, que han ido a la prisión con regularidad de reloj para impartir los talleres de confección, peluquería y estética. Gracias a ellas, en gran medida, algunas internas protagonizaron un sueño. Otras vivieron lo inimaginable. Como Encarnación Moreno que, después de 58 años, nueve hijos, tres nietos, nueve meses de prisión y muchos de trapichear "sólo" con mantelerías por las playas de Málaga, arrancó ovaciones mientras caminaba con su elegancia.

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