No es tan difícil pisar la suerte

Da suerte, dicen. La gente del espectáculo se desea "mierda" para desearse suerte. Y pisarla, dicen, es pisar la suerte. Qué cosa más tonta. Será mucha suerte, pero pasear por Madrid es una aventura que en ocasiones, como decía aquel, es lo más parecido a participar en una carrera de malolientes obstáculos.Manuel Hervás Cano tiene 76 años. Y ahora está aquí, tan a gustito, tomándose una fresquita. Viene, cuenta, todos los días desde Orcasitas a Casa Cayetano, en la calle de la Encomienda. Bebe su cerveza y opina de lo divino y de lo humano. De lo que haga falta. Y, si le preguntan, más.
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Da suerte, dicen. La gente del espectáculo se desea "mierda" para desearse suerte. Y pisarla, dicen, es pisar la suerte. Qué cosa más tonta. Será mucha suerte, pero pasear por Madrid es una aventura que en ocasiones, como decía aquel, es lo más parecido a participar en una carrera de malolientes obstáculos.Manuel Hervás Cano tiene 76 años. Y ahora está aquí, tan a gustito, tomándose una fresquita. Viene, cuenta, todos los días desde Orcasitas a Casa Cayetano, en la calle de la Encomienda. Bebe su cerveza y opina de lo divino y de lo humano. De lo que haga falta. Y, si le preguntan, más.

-Yo es que soy cliente de toda la vida. Y ¿sabe lo que le digo? Pues que hay más limpieza por aquí que por mi barrio. Aquello es tremendo. Como es un barrio obrero.... Pero lo que yo creo es que no tiene la culpa el perro. La tiene el dueño, que yo, a veces, hasta he visto cómo le miran cagar: como si fuera un espectáculo la caquita del perrito, hombre...

Alguien, a su lado, dice, tremendo y rotundo, que tendría que recogerlo el alcalde o su señora.

-Tampoco es eso. Que el alcalde no tiene la culpa. Y su señora, menos. Que yo, lo mismo que le digo una cosa, le digo la otra.

Y el hombre cuenta que una vez vinieron al barrio, a alguna inauguración, el alcalde de Madrid, José María Álvarez del Manzano, y el presidente de la Comunidad, Alberto Ruiz-Gallardón. Y que él saludó al presidente. Y que le dijo:

-A ver si viene por aquí más a menudo...

Y que el presidente le dijo que bueno, que lo intentaría. Y el hombre le aclaró con sorna:

-Es que cuando vienen ustedes dejan las calles más limpias que nunca.

-¿Y qué le dijo el presidente?

-¿Qué me iba a decir? Pues nada. Echarse a reír. A ver...

En el presente año el Ayuntamiento se gastará más de millón y medio de pesetas cada día en la limpieza de residuos caninos. Cada año se aumenta esta partida. Y no es que haya más perros -que la población de mascotas no parece aumentar-, pero sí hay cada vez más conciencia sobre la suciedad de las calles. En 1999 se recogieron 440 toneladas de residuos fecales. Y el año anterior fueron 230 toneladas. Esto sube, y no como la espuma.

Es posiblemente uno de los problemas que más afectan a los madrileños.

-Lo que yo le diga. No es que te preocupe más. Es que es lo que ves y hueles más fácilmente.

El señor Manuel, burlón, sentencia:

-O los dueños se ocupan de recoger lo que sueltan sus perritos, o que les pongan dodotis. ¡Pon otra fresca, niño! Y lo que quiera aquí, el amigo.