Fisuras laboristas

Mientras Tony Blair dejaba en la incertidumbre la entrada del Reino Unido en la zona euro, un destacado miembro de su Gabinete, el ministro para Irlanda del Norte, Peter Mandelson, se declaró abiertamente en favor de la moneda única. "Mientras estemos fuera del euro, bien poco podemos hacer para proteger la industria contra las oscilaciones desestabilizadoras en el valor de la libra esterlina que están afectando a Europa", afirmó.La intervención de Mandelson frente a una audiencia de sindicalistas, que coincidió con el discurso de Blair en la reunión en Londres de la Confederación de la Indust...

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Mientras Tony Blair dejaba en la incertidumbre la entrada del Reino Unido en la zona euro, un destacado miembro de su Gabinete, el ministro para Irlanda del Norte, Peter Mandelson, se declaró abiertamente en favor de la moneda única. "Mientras estemos fuera del euro, bien poco podemos hacer para proteger la industria contra las oscilaciones desestabilizadoras en el valor de la libra esterlina que están afectando a Europa", afirmó.La intervención de Mandelson frente a una audiencia de sindicalistas, que coincidió con el discurso de Blair en la reunión en Londres de la Confederación de la Industria Británica (CBI), dio a pie a interpretaciones sobre una visible fisura en la estrategía del Ejecutivo laborista respecto al euro. Las afirmaciones del ministro no deberían ser vistas como "divergencias de opiniones", tuvo que aclarar un portavoz de Downing Street, la residencia oficial del primer ministro.

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Pero Mandelson, aunque se mantuvo dentro de los límites de la política oficial, defendió claramente que la estabilidad en el cambio de la divisa es "el principal potencial beneficio de la moneda única".

Por ejemplo, reconoció que la libra está sobrevalorada, mientras que Blair, horas antes, había descartado una devaluación de la moneda británica.

Un tono positivo similar al de Mandelson adoptó Stephen Byers, ministro de Comercio e Industria, que se enfrenta a las críticas de los exportadores nacionales y extranjeros. "Es importante que no regresemos a la política del esperar y ver, una máxima vigente a lo largo de la anterior Administración conservadora. De hacerlo, negaríamos una elección genuina a los británicos".

El Gobierno laborista está comprometido a convocar un referéndum una vez que haya adoptado, probablemente no antes del año 2001, la decisión de unirse al euro.

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