Reportaje:

"Queremos trabajar"

"Queremos trabajar. ¿Hay esperanza de vida laboral después de los 45 años?" Jaume Claret, de 56 y en paro desde que una multinacional extranjera compró la empresa donde llevaba 30 trabajando, es uno de los 80.000 parados mayores de 45 años que viven en Cataluña. Forma parte de la Fundación Prauh, formada por desempleados que sobrepasan los 45 años y que, desde hace cuatro ayuda a personas que se han quedado sin trabajo para mejorar su situación económica, social y conseguir asimismo la superación personal. La fundación denuncia la situación de marginación que sufre este colectivo, que en Españ...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

"Queremos trabajar. ¿Hay esperanza de vida laboral después de los 45 años?" Jaume Claret, de 56 y en paro desde que una multinacional extranjera compró la empresa donde llevaba 30 trabajando, es uno de los 80.000 parados mayores de 45 años que viven en Cataluña. Forma parte de la Fundación Prauh, formada por desempleados que sobrepasan los 45 años y que, desde hace cuatro ayuda a personas que se han quedado sin trabajo para mejorar su situación económica, social y conseguir asimismo la superación personal. La fundación denuncia la situación de marginación que sufre este colectivo, que en España suma unas 500.000 personas, y pide a las administraciones medidas efectivas para favorecer su reinserción laboral y evitar su discriminación.Para acabar con esta situación, que el president de Prahu, Jaume Ministral, compara con "un cáncer que se extiende si no es cogido a tiempo", la asociación propone que 35 años de cotización sean suficientes para conseguir el 100% de la jubilación; que se sancione el despido de personas mayores de 45 años, así como la discriminación por razón de edad, y que, al menos, el 10% de los trabajadores de las entidades públicas sean elegidos entre gente mayor de 45 años sin trabajo.

Según datos aportados por la asociación, este colectivo representa el 70% de los parados de larga duración y hoy en día sólo el 20 % de la población llega a la edad reglamentaria de jubilación de 65 años (frente al 44 % de 1996). "Con las prejubilaciones lo que se consigue es que los trabajadores que han cotizado durante años reciban después pensiones ridículas", apunta Claret, quien considera que esta es una de las discriminaciones "más graves que sufre el colectivo".

El itinerario laboral en estas personas, explica Ministral, "empieza con la pérdida del puesto de trabajo, pasa por la ruptura familiar y acaba con la subsistencia en precario del parado, que tiene que vivir con las 52.000 pesetas que recibe mensualmente".

Para solucionar el problema la fundación desarrolla el programa de autoayuda gratuito Començar de nou, con 600 asociados e impulsado por personas que han superado con anterioridad una situación similar de desempleo. Consiste en reuniones semanales donde los participantes comparten sus experiencias. Desde este programa se ha impulsado una bolsa de trabajo.

Ana Ramírez, colaboradora de la fundación, se ocupa del tema en el campo de la mujeres, que suponen el 52% de las personas que pasan por la fundación. "Ellas se colocan con más rapidez ya que bajan el listón y son contratadas en puestos no cualificados". Su justificación: "No me puedo permitir estar en paro".

Vicente Alegre, otro de los afectados que acude a las reuniones de autoayuda, asegura que muchos de sus compañeros de la fundación estarían dispuestos a cobrar salarios más bajos, "algunos incluso cobrarían una cuarta parte de lo que cobraban por volver a trabajar". Y es que no se trata únicamente de una cuestión económica. "El problema también es la inestablidad emocional que provoca", explica.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

El presidente de la Prahu, que asegura que muchos de los afectados se quedan en casa y sufren el problema en silencio y en soledad -"escondidos dentro de un armario"- hace un llamamiento a estas personas para que hagan un esfuerzo y salgan a la calle para unir fuerzas. "Hay personas que llegan a una situación tan extrema que salen a las ocho de la mañana de casa y se compran el periódico para que nadie se de cuenta de su situación de desempleo. Supone una pérdida de serenidad y de dignidad".

Archivado En