VIEIRA DOS SANTOS Y MONTSE POBLET MATRIMONIO DE BRASILEÑO Y CATALANA

La diversidad se llama Mateu Dos Santos Poblet

La diversidad se llama Mateu Dos Santos Poblet. Es el hijo de Montse (periodista, de 32 años, nacida en Barcelona) y de Vieira (economista, de 36 años, que nació en São Luis de Maranhão, Brasil). Paseando por el Moll de la Fusta entre los tenderetes en los que gentes de orígenes muy distintos comparten música, comida y charlas, a Vieira se le escapa la expresión: "Ojalá sucediera así ahí fuera".Se conocieron en Brasil, donde Montse llevaba dos años colaborando como voluntaria para una organización. Conoció a Vieira, que trabajaba en un banco. Se enamoraron en la playa de Araçagy, en Maranhão. ...

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La diversidad se llama Mateu Dos Santos Poblet. Es el hijo de Montse (periodista, de 32 años, nacida en Barcelona) y de Vieira (economista, de 36 años, que nació en São Luis de Maranhão, Brasil). Paseando por el Moll de la Fusta entre los tenderetes en los que gentes de orígenes muy distintos comparten música, comida y charlas, a Vieira se le escapa la expresión: "Ojalá sucediera así ahí fuera".Se conocieron en Brasil, donde Montse llevaba dos años colaborando como voluntaria para una organización. Conoció a Vieira, que trabajaba en un banco. Se enamoraron en la playa de Araçagy, en Maranhão. Decidieron casarse "por lo de los papeles" porque ya habían decidido venir a España.

Pensaron que sería más fácil que él consiguiera un trabajo en España a que Montse lo hiciera en Brasil, pero no les está resultando tan fácil. "Lo más duro es renunciar a la formación que has recibido y al tipo de trabajo para el que estás preparado", comenta Vieira con cierta amargura. Y añade: "Ser negro y brasileño supone entrar en la competencia laboral con desventaja, tienes que demostrar más que los demás". Sin embargo, la experiencia de Montse en Brasil fue la opuesta, tanto que ha llegado a la conclusión de que el europeo es sobrevalorado injustamente por los brasileños. "Se le supone más competencia profesional de la que normalmente tiene", dice ella.

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Desde que Vieira llegó a Barcelona, hace un año y medio, está intentando que le reconozcan su titulación universitaria y encontrar un trabajo acorde con ella. Mientras, ha tenido varias ocupaciones, como la de jardinero o profesor de portugués. Pero a pesar de las dificultades laborales, Vieira no se desanima y, en cierto sentido, se considera un privilegiado: "Después de todo, yo no vine aquí por ganarme la vida, sino por vivir con mi mujer, y ahora también para criar a Mateu".

La armonía que se vive en la Fiesta de la Diversidad no engaña a los padres de Mateu. "Aunque mi hijo hable perfectamente el catalán y el castellano, tendrá que responder un montón de veces a la pregunta '¿y tú de dónde eres?", dice Montse, "y lo peor es que él mismo también se puede llegar a hacer esa pregunta". Vieira quiere que su hijo conozca Brasil y su cultura, pero él lo tiene muy claro: "Mateu lo tiene todo de aquí, él es de aquí".

Lo laboral no es lo único que inquieta a Vieira. Cuenta que desde que llegó a España no consigue dejar de sentirse diferente: "A veces, en el teatro o en el gimnasio miro a mi alrededor y soy la única persona de color, y no puedo evitar sentirme observado".

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Aunque las cosas están cambiando mucho, Vieira sabe que su hijo se verá en situaciones similares; por eso piensa que a Mateu le sería más fácil relacionarse normalmente en Brasil. "Eso no quiere decir que allí no haya un problema de racismo", añade Vieira; "pero aquí, por el color de su piel, siempre van a pensar que es de fuera".

La fiesta organizada por SOS Racisme intenta fomentar la igualdad y la convivencia entre culturas diferentes. La organización antirracista ha denunciado repetidas veces las frecuentes molestias a las que la policía somete a algunas personas por no ser de raza blanca. Vieira ha encontrado un método para evitar estas molestias, sobre todo en los aeropuertos: "Antes que el pasaporte, enseño mi libro de familia español". Y añade que muchos policías, al ver el libro, hacen comentarios como éste: "Hombre, casado con una catalana". El caso es que así le dejan en paz.

Montse y Vieira no quieren dramatizar. Su entorno más cercano, la familia y los amigos, ven su relación de una forma completamente natural. Paseando por la Fiesta de la Diversidad comentan que cada vez son más los que han aprendido a disfrutar de una sociedad multicultural. Sin embargo, pensando sobre todo en su hijo, esperan que estos valores se contagien pronto a gran parte de la sociedad. Mateu es el símbolo de esa esperanza.

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