Reportaje:

Mil años de culto cristiano

El Museo de Arte Sacro de Vitoria es el punto final de una historia que comenzó hace casi un siglo cuando el obispo de la diócesis José Cadena y Eleta comenzó a recoger, entre 1905 y 1913, obras de parroquias del territorio para preservar su conservación y como parte de un futuro museo diocesano. En aquel entonces, la sede actual (la catedral de María Inmaculada o nueva) todavía estaba en construcción, unas obras que terminaron en 1969, mientras que las piezas del museo iban pasando de locales (el palacio episcopal, el seminario, el museo provincial), sin tener un espacio propio.Al final ha te...

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El Museo de Arte Sacro de Vitoria es el punto final de una historia que comenzó hace casi un siglo cuando el obispo de la diócesis José Cadena y Eleta comenzó a recoger, entre 1905 y 1913, obras de parroquias del territorio para preservar su conservación y como parte de un futuro museo diocesano. En aquel entonces, la sede actual (la catedral de María Inmaculada o nueva) todavía estaba en construcción, unas obras que terminaron en 1969, mientras que las piezas del museo iban pasando de locales (el palacio episcopal, el seminario, el museo provincial), sin tener un espacio propio.Al final ha tenido que acercarse el fin del milenio, para que estas obras, que lo recorren de cabo a rabo, se presenten al público como un todo que recoge la memoria de la Iglesia alavesa. Para ello se ha elegido la girola de la catedral nueva, en lo que es una intervención que respeta los elementos del culto y recupera un espacio en esta megalómana obra ubicada en el centro de Vitoria y que ahora tiene en el museo su mayor atractivo.

DATOS PRÁCTICOS

Dirección: Catedral María Inmaculada. Cadena y Eleta, 2. Teléfono 945 150631.Horario: de martes a viernes, de 10 a 14 y de 16 a 18.30 horas. Sábados, de 10 a 14. Domingos y festivos, de 11 a 14 . Entrada: gratuita. Fecha de inauguración: El Departamento de Cultura de la Diputación de Álava y la Diócesis de Vitoria acordaran en octubre de 1997 crear este museo, que se inauguró oficialmente el 30 de abril de 1999 y se abrió al público al día siguiente, 1 de mayo.

El recorrido por el museo se establece como si fuera un paseo por las distintas capillas de una catedral. Es más, se ha aprovechado esa conformación original para reforzar esa separación. El visitante, que accede por la puerta lateral que da al parque de La Florida, comienza por la sección dedicada a la piedra. Elemento fundamental en la simbología cristiana, también fue el material con el que los primeros cristianos plasmaron algunos de sus símbolos.

En este apartado, hay que reseñar (y así lo han considerado los responsables del museo), el templo más antiguo de Álava. Una fotografía de gran formato presenta una vista aérea de la ermita de Buradón, iglesia paleocristiana del siglo V que se encontró gracias a la apertura de un túnel en las Conchas de Haro.

Este templo, lugar de culto de una comunidad cristiana, compartió vida con otros espacios en los que vivían eremitas tan reconocidos después como San Millán. Estos antecedentes también se recogen fotografías de estas cuevas de Faido y Laño que son el precedente de lo que conforma, en piezas, el contenido de estas dos primeras salas, correspondientes al Prerrománico y Románico.

Ahí se puede ver un bajorrelieve en el que comparten espacio símbolos precristianos como una roseta con imágenes de culto como un santo esculpido en precario. Son muchas de estas piezas de una sencillez que cautiva todavía más si el espectador levanta la cabeza y recorre el interior de la catedral que acoge el museo.

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El siguiente paso en el trabajo devoto de los artesanos cristianos llega con la madera. Así lo recoge también el museo en su siguiente sección titulada tronco, en la que dominan las tallas góticas, como ese Cristo de la parroquia de San Esteban de Zurbano o la imagen de la Virgen del Socorro, procedente de la iglesia de San Juan Evangelista de Martioda. En este periodo se introducen también unas pinturas sobre tabla (Escenas de la vida de San Jorge, de Jócano o El nacimiento de Jesús, de la parroquia de San Andrés de Tortura) precedentes del siguiente apartado, titulado precisamente tabla, en la salas 6 y 7 del museo.

Legado flamenco

El recorrido por esta sección se inicia con distintas obras procedentes de la colección de obra flamenca. Es imprescindible citar entre estas piezas el tríptico de la Epifanía, procedente del Museo de Bellas Artes, y que recrea ese momento en que los tres reyes acuden a adorar a Jesús.

Junto a esta pintura, se presenta, entre otras, el conjunto funerario de la iglesia de San Pedro de Vitoria. Cuando se configuró, en el centro se dispuso la pintura sobre la Lamentación de Cristo; sobre ella un relieve de la Resurrección; a los lados sendos relieves con los donantes (el matrimonio formado por D. Diego Martínez de Salvatierra y Doña Antonia Martínez de Adurza); y bajo ella una cartela que informaba sobre la fundación de la capilla.

Las salas 8 y 9 se dedican a la pintura de caballete sobre lienzo. La Iglesia, también en Álava, hace mucho tiempo que dejo de vivir en la humildad de los primeros cristianos, y ahora los templos y las casas de los prohombres están decorados con pinturas que reflejan momentos principales de las vidas de los santos.

Ahí está, por ejemplo, ese greco que presenta a San Francisco de Asís meditando de rodillas, o el Cristo crucificado de Ribera que, como los otras dos obras de este artista presentes en el museo, perteneción a don Pedro de Oreitia y Vergara, quien fuera tesorero general de Castilla.

Y el paseo por este museo termina con una sección que muestra bien a las claras el poder terrenal de la Iglesia, la dedicada a la platería. De momento, está cerrada temporalmente, pero en ella se podrán ver algunos objetos de calidad inigualble como un píxide de plata del siglo XV realizado por Juan de Pitano o una cruz procesional del siglo XVI.

Un colofón de lujo para un recorrido por las aportaciones artísticas de siglos de Iglesia en Álava. El Museo de Arte Sacro recupera de forma ordenada cronológica y temáticamente lo que los artesanos, primero, los artistas, después fueron realizando para fomentar el culto. Ahora, en este cambio de milenio, se pueden disfrutar también como obras de arte desprovista de cualquier vínculo devoto.

LO QUE HAY QUE VER

El patrimonio de la Diócesis de Vitoria no se reduce a la obra seleccionada en el Museo de Arte Sacro. Hay que tener en cuenta que se ha respetado en todo momento la decisión de los vecinos de los pueblos. De este modo sólo se han recogido obras desafectadas de culto o abandonadas. Además, se han atendido criterios museológicos, didácticos y catequéticos para presentar las obras seleccionadas.Eso sí, aunque se ha intentado equilibrar el contenido, se pueden destacar algunas por encima de otras. A veces, porque la fuerza de lo representado trasciende la interpretación religiosa. Es el caso de la llamada Ménsula con demonio, del siglo XIII, en la que aparece bajo la inscripción "IN BELZEBV" un monstruo haciendo presa a un hombre, representación más que gráfica de los males que le esperaban al condenado en el averno.

Un poco más adelante, dentro de la imaginería gótica, no hay que olvidar la selección de tallas de la Virgen que se presentan. Es famosa la de Ullibarri-Viña de finísimas facciones y vestimenta.

Y ya en el apartado dedicado al lienzo, el museo cuenta con pinturas de verdadero mérito como la Inmaculada de Alonso Cano, la Predicación de San Juan Bautista de Luca Giordano, dos de las que se podrían citar en una colección en la que no desmerece ninguna.

Quizás el apartado más catequético de todo el museo se encuentre en la sala central, en la capilla más rica por la ornamentación de sus bóvedas y por sus escudos. Ahí se presenta la sección dedicada a la liturgia con la recreación de un lugar de culto con sus elementos más característicos: una cusutodia moderna de plata sobredorada con predrería: candelabros y reliquirios, cáliz, copón, atril con misal, manutergio, portapaces, pañitos, campanillas y las ostentosas vestiduras que utilizan los sacerdotes para la celebración del culto.

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