Cartas al director

Reivindicaciones de los interinos

Me licencié en Química en 1991. Comencé a buscar trabajo, pero allí donde iba me pedían experiencia. Emprendí un maratón de cursos, más de 2.000 horas, que me llevaron a conseguir los diplomas y títulos del CAP, Especialista en Grasas (CSIC), Técnico en Control y Gestión de Residuos Sólidos Urbanos (CJTA), Técnico en Eliminación y Control de Residuos Industriales y una formación no despreciable en idiomas e informática.En abril de 1996, gracias a mi formación, pude sustituir como profesor de Física y Química dos meses y un día en la enseñanza pública. No he dejado de trabajar desde entonces, a...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Me licencié en Química en 1991. Comencé a buscar trabajo, pero allí donde iba me pedían experiencia. Emprendí un maratón de cursos, más de 2.000 horas, que me llevaron a conseguir los diplomas y títulos del CAP, Especialista en Grasas (CSIC), Técnico en Control y Gestión de Residuos Sólidos Urbanos (CJTA), Técnico en Eliminación y Control de Residuos Industriales y una formación no despreciable en idiomas e informática.En abril de 1996, gracias a mi formación, pude sustituir como profesor de Física y Química dos meses y un día en la enseñanza pública. No he dejado de trabajar desde entonces, aunque cada año en un destino distinto. Comencé siendo un pésimo profesor, me faltaban experiencia y formación docente. La situación, hoy, para bien de los alumnos, ha cambiado radicalmente. En esta línea continúo, porque creo que un profesional de la enseñanza debe formarse en el sistema.

La Junta de Andalucía saca 2.800 plazas a oposición, de las cuales sólo 100 son de nueva creación. Esto significa que peligra el trabajo de 2.700 interinos, ya que sólo un pequeño porcentaje de nosotros aprueba las oposiciones. Unas oposiciones con tres pruebas eliminatorias, totalmente memorísticas y que no contemplan para nada la experiencia y formación. Está claro que el sistema favorece a los compañeros que no están trabajando y que disponen de más tiempo para estudiar. Probablemente el curso próximo no tenga trabajo y en mi lugar esté un compañero parado, sin experiencia ni formación docente, pero que tiene derecho a un puesto de trabajo. ¿Qué es lo justo? ¿Qué es lo mejor para los alumnos? Quizá la Administración y la opinión pública deban plantearse esta cuestión clave: un profesor, ¿nace o se hace?- Marcelino Fernández Rodríguez. Tomares (Sevilla).

Debido al grave peligro que supone para los puestos de trabajo de 17.000 interinos de la Consejería de Educación la convocatoria de oposiciones libres al cuerpo de profesores, queremos aclarar una serie de notas:

1. Lo que nos legitima para impartir clases a los profesores es el título de licenciados, no la prueba de oposición, pues a examen ya nos someten a diario nuestros alumnos.

2. Se nos obliga todos los años a presentarnos a las pruebas de oposición cuando la mayoría del personal interino ha sido contratado después de haber pasado una o más pruebas selectivas. Resulta ridículo que a docentes que llevamos años trabajando con ilusión y total dedicación para conseguir la implantación de la problemática y difícil Logse, se nos vuelva a examinar para comprobar si podemos seguir impartiendo clases.

3. Los interinos no nos diferenciamos en el día a día de trabajo de los demás compañeros funcionarios, es más, en algunos casos impartimos asignaturas innovadoras o de nueva creación que otros se niegan a impartir. En cambio, es la Administración la que hace diferencias a la hora de pagar; por el mismo trabajo cobramos menos.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

4. Lamentamos, como toda la sociedad, el paro existente, pero a ningún trabajador de otros colectivos se le dice que con su trabajo está quitando el puesto a un parado. Por tanto, lo mínimo que se nos tiene que reconocer es:

-Estabilidad indefinida en el puesto de trabajo.

-Cambio en el sistema de acceso, donde prime sobre todo la experiencia docente.

-Igualdad laboral y retributiva con los funcionarios de la enseñanza.

Así, las únicas plazas que se deberían ofertar serían las que vayan surgiendo en centros de nueva creación o por jubilaciones. No sería honrado quitar el puesto de trabajo a unos para dárselo a otros.-

Archivado En