Lou Reed, un hombre austero

Lou Reed ya está en Barcelona. Llegó con sigilo a las 08:10 horas de ayer al aeropuerto de El Prat, procedente de Nueva York, desde donde había tomado un vuelo regular ausente de glamour. Nada de aviones privados. Lou ya ha aterrizado en la vida y en plena madurez huye de los fastos de la popularidad que le ayudaron a patear su hígado y demás durante los años setenta. Ahora, en los noventa, Lou Reed es un artista maduro con vocación de cronista urbano que, con aspiraciones poéticas, narra los sinsabores de la vida. Es algo duro lo suyo, tanto que parece que cada disco le ha torcido el gesto de...

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Lou Reed ya está en Barcelona. Llegó con sigilo a las 08:10 horas de ayer al aeropuerto de El Prat, procedente de Nueva York, desde donde había tomado un vuelo regular ausente de glamour. Nada de aviones privados. Lou ya ha aterrizado en la vida y en plena madurez huye de los fastos de la popularidad que le ayudaron a patear su hígado y demás durante los años setenta. Ahora, en los noventa, Lou Reed es un artista maduro con vocación de cronista urbano que, con aspiraciones poéticas, narra los sinsabores de la vida. Es algo duro lo suyo, tanto que parece que cada disco le ha torcido el gesto de la cara hasta convertirla en puro pedernal casi inexpresivo. Ese pedernal es el que paseó ayer por la ciudad realizando compras después de descansar de su viaje. Austero como es, Lou no solicitó ninguna excentricidad en los camerinos de Zeleste (Almogàvers, 122), sala que esta noche llenará a partir a las diez, pues se han agotado todas las localidades para el primer concierto de su gira española, y en la que presentará las canciones de Ecstasy, su más reciente elepé.

Para el concierto de esta noche todo parece estar ya previsto. Todo excepto la expedición de alcohol durante el mismo. Según parece, Lou Reed no quiere oír ruidos durante su actuación y su deseo inicial era prohibir la venta de alcohol. En la tarde de ayer se negociaba este extremo entre la sala Zeleste y su representante, que había llegado a proponer la realización de un descanso, idea luego desechada, para que la concurrencia pudiese remojarse un poco interiormente. Hoy se despejarán estas dudas extramusicales. Sobre lo demás casi todo son certezas.

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